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03/04/2019

Negligencia estatal salpica también a la Fiscalía en juicio a Gavazzo

Ministerio Público exculpó al represor a pesar del testimonio incriminatorio del militar Enrique Debate Martínez que detalló la escena de tortura y muerte de Gomensoro 
Fiscal Fernando Pérez D'Auría pidió el sobreseimiento de Gavazzo en 2013 por el asesinato de Gomensoro. 

Walter Pernas / Sudestada / @PernasWalter

La historia de omisiones a la hora de juzgar y sancionar a los responsables del homicidio en 1973 del dirigente tupamaro, Roberto Gomesoro Josman, ha alcanzado en estos días al Ministerio de Defensa –partiendo de la conducta de ocultamiento por parte de un Tribunal de Honor, integrado por el ahora ex comandante en jefe del Ejército, José González– y a la Presidencia de la República, con foco en el secretario de esa institución, Miguel Ángel Toma.

Pero la negligencia estatal de los últimos años en este caso puede remontarse a 2013, cuando el fiscal, Fernando Pérez D’Auría, pidió el sobreseimiento del coronel retirado José Gavazzo, a pesar de la prueba que había en su contra: un militar detalló el escenario en el que Gavazzo torturaba a Gomensoro en un galpón del Grupo de Artillería Nº 1, ubicado en el Cerro de Montevideo.

Cinco años después de exculpado, Gavazzo –ex agente del Servicio de Información de Defensa– confiesa ante un Tribunal de Honor militar que había sido el responsable de cargar el cuerpo del asesinado bajo torturas, trasladarlo a Paso de los Toros, y arrojarlo al lago de Rincón del Bonete. Pero además, ante ese mismo tribunal, el también varias veces condenado por crímenes de lesa humanidad, Jorge “Pajarito” Silveira, afirmó: “Nosotros sabemos que se le muere a Gavazzo”.

Al conocer esta noticia publicada por el periodista Leonardo Haberkorn en diario El Observador, la Fiscalía General de la Nación se mostró rápida y expedita para enviar los antecedentes al fiscal de flagrancia, Rodrigo Morosoli, por las eventuales omisiones de funcionarios públicos en denunciar el asunto, y al de crímenes de lesa humanidad, Ricardo Perciballe, a fin de que considerase reactivar la investigación para el esclarecimiento de la muerte de Gomensoro.

Morosoli comenzó a trazar una estrategia que necesariamente implica interrogar a militares y jerarcas presuntamente omisos. Y Perciballe solicitó el desarchivo del expediente a la jueza de Paso de los Toros, Karen Cuadrado, que se dispone a reabrir la indagatoria.

La magistrada había sido la encargada de clausurar el caso en 2013, a pedido del fiscal Pérez D’Auría. Tomó la decisión apegada a la ley, en tanto un pedido de archivo de parte de la Fiscalía obliga al cierre del proceso en forma “definitiva e irrevocablemente” para la persona beneficiada con la decisión, de acuerdo al artículo 235 del viejo Código del Proceso Penal –que rige para este expediente–, lo que promete convertirse en un escollo jurídico a la hora de pretender aplicar sanción penal en esta nueva etapa de la investigación.

Pérez D’Auría ya no tiene potestades en el caso porque ahora es fiscal en Florida. Pero su nombre volverá al tapete en estas horas por su actuación en Paso de los Toros.

Resulta difícil explicarse cómo, después de presenciar en el juzgado el testimonio incriminatorio que se presenta a continuación, este representante del Ministerio Público, pidió el sobreseimiento de Gavazzo y lo consideró “inocente” del homicidio de Gomensoro…

Gavazzo, la manivela y los choques de corriente


José Nino Gavazzo.

La declaración del militar retirado Enrique Debate Martínez se encuentra a fojas 2177 del expediente que fue archivado. El testigo había sido capitán del Grupo de Anti-aéreo Nº 1, que “ocupaba las mismas instalaciones del Grupo de Artillería Nº 1, ubicado en Santín Carlos Rossi, Barrio La Paloma, Montevideo”.

Debate dijo en el juzgado que en el mes de marzo de 1973, “volviendo a las caballerizas desde el campo de ejercicios del Grupo de Artillería Nº 1” pasó a caballo por delante de “un galpón” que “tenía una puerta tipo garaje”.

“Y volviendo a pasar por el galpón dentro de él vi al mayor Gavazzo sentado a un lado de una persona que estaba colgada, amarrada en un caballete (que es un soporte de más o menos un metro y veinte de altura, y después tenía un soporte posterior con una prolongación hacia el frente). Había una persona amarrada, el cuerpo estaba sin ropas, el cuerpo estaba aparentemente mojado, húmedo, con brillo, amarrado con las manos en la espalda y cabeza gacha”, precisó el oficial retirado.

Describió que se trataba de una “persona aparentemente (del sexo) masculino, no tenía seno, cabellos oscuros mojados” y que al lado del “caballete” había “un teléfono de campaña y varios cables”.

“Al pasar por ahí vi el rostro del mayor Gavazzo porque giró de la posición que estaba para ver que iba pasando una persona, no hablamos, y hubo un gesto de cierta sorpresa por parte de él”, relató.

Debate Martínez señaló que “posteriormente en el Casino de Oficiales se comentó y escuché que ese detenido, Roberto Gomensoro, con las palabras vine a saber el nombre allí mismo, que ese detenido había muerto”.

“En esa oportunidad yo comenté con un compañero mío, capitán Luis Agosto –él vive en Uruguay–, que ese grave hecho debía ser comunicado a los superiores y en especial cité el nombre del comandante en jefe del Ejército, General (Hugo) Chiappe Posse”.

Sostuvo entonces que “al día siguiente o al otro día” habló con su jefe, el teniente coronel, Washington Scala, quien le expresó que ese hecho “era del ámbito del Grupo de Artillería Nº 1 y no de nuestra unidad”.

“Supe también el día siguiente que el cuerpo del difunto sería llevado para ser arrojado en el Lago de la Represa de Rincón del Bonete, de eso supe en nuestro ámbito, no puedo precisar de quien lo escuché, pero se corrió la noticia”, aclaró.

También dijo que, según escuchó, “ese traslado sería hecho por el capitán Ruben Sosa Tejera, que es vivo y vive en Uruguay”. Y que “pocos días después en el diario El País, no recuerdo si fue la primera página, salió la noticia de que había sido encontrado el cuerpo flotando en las aguas de la represa, amarrado con alambres”.

Cuando la sede penal le preguntó si sabía “cuál fue la causa de muerte de Gomensoro Josman”, Debate Martínez, respondió: “lo que fue comentado en el casino, que fue a causa de la tortura a que fue sometido. Lo que se dijo fue: ‘Gavazzo mató a Gomensoro”.

Cuando se le preguntó “qué tipo de torturas”, el militar contestó que Gomensoro “estaba enchufado al teléfono, cuando le daban manivela al mismo sufría choques de corriente, esa quizás fue una de los tipos de tortura”.

Ante la pregunta del fiscal sobre “la causa de la muerte de Gomensoro que se comentó” en el cuartel, Debate Martínez respondió que “fue a raíz de la tortura, pero no sé qué fue (lo que) le afectó; dijeron que se murió allí y después lo trajeron (a Paso de los Toros), eso lo oí. Si el cuerpo estaba lastimado no vi, pero no precisa estar lastimado para morirse, por la tortura y el lugar puede ser electricidad, el corazón, respiratorio, todo esto es una apreciación personal, yo no soy médico”.

“Ese mismo día de mañana andaba a caballo, en la tarde ya se sabía que había ocurrido ese hecho, al día siguiente yo supe que lo iban a traer a Paso de los Toros –explicó el testigo militar–. Yo pensé que esa persona podía llegar a morir en esas circunstancias. Nunca había visto una cosa de esas y pensé que en virtud de esas circunstancias podía llegar a morir...”.

El fiscal y la “inexistencia del delito”


Comisión para la Paz conformada por Jorge Batlle en el año 2000.

En el expediente también se interrogó al abogado Gonzalo Fernández –ex canciller y secretario de la Presidencia– porque había sido miembro de la Comisión para la Paz, creada por el gobierno de Jorge Batlle: “Gomensoro muere en una sesión de tortura esa misma madrugada del 13 de marzo de 1973 en el cuartel o Grupo de Artillería Nº 1 de La Paloma, en el cerro de Montevideo”, afirmó en testimonio que data de 2012.

Y agrego que los lugares donde se torturaba a los detenidos en ese establecimiento, era en la parte del fondo del cuartel, donde incluso no podían acceder los oficiales destacados en dicho cuartel porque allí operaba el personal del SID, Servicio de Información de Defensa, que fue quien requirió la captura del muchacho en base a la falsa versión de que se habría fugado aprovechando una salida (…) No son suposiciones, es la versión cruzada y chequeada de diversas fuentes militares que nos contaban las cuatro preguntas que referí con anterioridad: cuándo había muerto la persona, porqué, cómo y dónde. Nosotros no preguntábamos quien había sido el autor...”, recordó.

Luego sostuvo que “como no supieron que hacer con el cuerpo, se les ocurrió transportarlo hasta Rincón del Bonete y fondearlo atado a unas mallas y con una piedras para que no volviera a salir a flote, pero el cuerpo apareció. De modo que la versión que yo estoy brindando provino inicialmente de fuentes militares y luego fue corroborada ya en otro período por el máximo jerarca del arma que fue el comandante del Ejército Gral. (Ángel) Bertolotti que así lo escribió y firmó (y luego fue) elevado al Presidente de la República”, Tabaré Vázquez (durante su primer gobierno, 2005-2010).

La declaración del también abogado Carlos Ramela, asesor del presidente Batlle (2000-2005) y representante del gobierno en la Comisión para la Paz, coindice en lo medular con la de Fernández.

Por su parte, Bertolotti también respondió que Gomensoro había muerto en Artillería Nº 1: “El cruzamiento de la información de mis fuentes de información me indicaron que sí, no tengo fotos, ni documentos escritos, lógicamente nadie los tiene, y estoy convencido de que es así, lo que antes era una convicción ahora está confirmada, por personas no militares, por los integrantes del MLN. Hay un expediente yo me enteré hace pocos días en una reunión en el Ministerio de Defensa Nacional”.

El ex comandante del Ejército refería a una investigación abierta en 2012 por el entonces ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, de la cual surge que el coronel retirado Juan Carlos Gómez, preso desde el año 2010 por el homicidio de Gomensoro, no era responsable del crimen.

Gómez era mayor de la División de Ejército III, que abarca el Batallón de Ingenieros Nº 3, de Paso de los Toros. La versión de un detenido en 1973 en esa unidad acusaba a Gómez como autor –junto a Gavazzo– del asesinato de Gomensoro.
Sostuvo que presenció cómo lo torturaban en aquel predio militar hasta que murió.

En el expediente surgieron, sin embargo, decenas de testimonios que contradicen la versión de traslado de Gomensoro desde el Grupo de Artillería Nº 1, para ser interrogado en Paso de los Toros. Y esto fue determinante para que Juan Carlos Gómez fuera sobreseído y liberado de la cárcel el 24 de diciembre de 2013.

Pero el fiscal Pérez D’Auría metió a Gavazzo en la misma bolsa exculpatoria y, a pesar de toda la prueba contra este violador contumaz de los derechos humanos –que lo ubica como torturador y homicida de Gomensoro–, el magistrado lo tildó de inocente y pidió que fuera sobreseído.

Pérez D’Auría interpretó que si el homicidio no ocurrió en Paso de los Toros, no hubo delito, y que en todo caso la investigación del crimen en Artillería Nº 1 correspondía a un juzgado y a una fiscalía de Montevideo: pidió que se remitieran los antecedentes al Juzgado Penal de Primer turno.

Pudo haber insistido en la condena de Gavazzo o resguardado la situación procesal de este militar retirado –sobre el que recaían 23 años de penitenciaría por este caso– a la espera de una reactivación de la indagatoria en la capital del país. Pero decidió aplicar el artículo 235 del viejo Código del Proceso Penal (sobreseimiento), y expresarse en forma tajante: “los encausados no participaron, son inocentes del hecho que se les imputa, ya que no existió tal hecho y por lo tanto inexistencia del delito”, dictaminó el fiscal.

Por si quedaban dudas, Pérez D’Auría, subrayó: “Es de hacer notar que conforme el artículo 235 (…), si el fiscal solicita el sobreseimiento, el juez lo decretará sin más trámite (…); y que el sobreseimiento cierra el proceso definitiva e irrevocablemente con relación al procesado en cuyo favor se requiere”.

El fiscal requirió sobreseer a Gómez, y también a quien torturó a Gomensoro hasta causare la muerte. Gavazzo, según su propia confesión, cargó el cuerpo en un auto, lo llevó hasta Paso de los Toros y lo arrojó al fondo del lago. Todas pruebas irrefutables de su “inocencia”.


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