Anabella Aparicio / Darío Klein / Sudestada 

Uruguay no sabe cuántos médicos intensivistas tiene, ni hay un registro de las personas que trabajan en cuidados intensivos. El único dato existente es el registro de egresados en la especialización desde 1980 a la fecha. Allí figuran unos 800 profesionales recibidos, pero Luis Núñez, presidente de la Sociedad Uruguaya de Medicina Intensiva (Sumi), explicó a Sudestada que, dentro de esta cifra, muchos no ejercen, fallecieron, se jubilaron o están en otra situación laboral.

Por lo tanto, no se sabe cuántos de ellos efectivamente trabajan hoy como intensivistas ni en cuántos centros de salud. Este es un dato muy necesario, teniendo en cuenta que estos profesionales pueden verse obligados a apartarse de sus tareas si resultan infectados con el Covid-19.

La escasez de egresados y la necesidad que tiene el sistema de salud de estos profesionales, también genera otra informalidad. “Mucha gente trabaja como intensivista sin tener aún el título, motivo por el que no estaría habilitado”, dijo el presidente del Sumi. “El problema es que el MSP no hace controles estrictos, entonces, la motivación de recibirse es poca”, agregó.

Si bien los cargos de alta dedicación han permitido mejorar la distribución de profesionales, en ASSE hay problemas con los intensivistas suplentes. Se topean los jornales por lo que pueden trabajar tres meses y luego son dados de baja por un mes durante el cual no pueden trabajar en el centro de salud, por más necesario que sea. “Esto es algo que hace tiempo reclamamos a ASSE que se modifique, pero se ve la importancia cuando pasa algo malo”, indicó.

Nuñez planteó que tan o más importante que conocer cuántos respiradores o camas de CTI existen, es saber cuántos profesionales capaces de operarlos hay. Y tenerlos a disposición.


¿Qué precisa una cama de CTI para funcionar?


El monitor multiparamétrico es uno de los equipos necesarios en una unidad de tratamientos intensivos. 

El decreto 399 del año 2008 establece los criterios de funcionamiento de las Unidades de Medicina Intensiva (UMI). Allí se marca que deberán tener: sectores de Cuidado Intensivo (conocido como CTI), Intermedio y Prolongado (sala de internación). Los dos primeros deben existir obligatoriamente para que funcionen mutuamente, mientras que el tercero será exigido según la complejidad de la Institución.

El área donde está internado el paciente “deberá contar con: tomas de oxígeno, aire comprimido medicinal y succión centralizada regulable. Correcta iluminación. Suministro de energía eléctrica de la red y otras fuentes alternativas. Seis tomacorrientes por cama como mínimo. Suministro de agua fría y caliente. Al menos un lavabo cada dos camas. Medidas de seguridad contra electrocución, incendio y explosión. Conexiones apropiadas para hemodiálisis. Equipos de mantenimiento y un sistema de guardias permanentes”.

Además, cada cama tiene que abarcar un espacio físico mínimo de 10 metros cuadrados, con dimensiones no menores de 3,30 por 3, y un espacio libre de 1,20 metros alrededor de la cama.

En cuanto a personal, se exige “un equipo a disposición 24 horas para monitorear gases en sangre y otros líquidos corporales. Un jefe de servicio de la UMI y un supervisor”. Se exige un médico intensivista de guardia “cada ocho camas”.

Además, la normativa exige que haya “un licenciado en enfermería por guardia o turnos, con un licenciado cada cuatro camas y no más de seis. Una auxiliar de enfermería cada dos camas o una por paciente en casos complejos”.