Diez plantas industriales de UPM en Finlandia llevan más de 60 días de huelga por la negativa de la empresa multinacional a negociar un nuevo convenio colectivo con los trabajadores
Víctor L. Bacchetta
El pasado 24 de febrero, el Sindicato de Trabajadores del Papel de Finlandia anunció la prolongación por tres semanas más de la huelga iniciada el 1° de enero de 2022 en la mayoría de las plantas de UPM en aquel país, a menos que se alcance antes un nuevo convenio colectivo. Solo unos 200 trabajadores mantienen tareas críticas para la población como suministro de energía y sistemas de tratamiento de agua.
Las plantas que se encuentran afectadas por la huelga son: UPM Jämsänkoski (papeles gráficos y especiales); UPM Kymi, UPM Kaukas y UPM Rauma (distintos papeles gráficos); UPM Tervasaari (papeles base especiales); y UPM Raflatac Tampere (etiquetas). Además, se agregan las plantas de celulosa UPM Kymi, UPM Pietarsaari y UPM Kaukas, al igual que la biorrefinería de UPM Kaukas.
El conflicto se desencadenó cuando UPM planteó que, en lugar de llegar a un nuevo convenio colectivo con el sindicato, pretende firmar contratos con los trabajadores de cada una de las plantas. Esto le permitiría a la empresa negociar desde una posición de mayor fuerza y eliminar beneficios que se encontraban hasta ahora incluidos en el convenio colectivo, algo que para el gremio resulta inaceptable.
Mientras tanto, el sindicato había llegado a acuerdos con las restantes empresas del sector, tales como el Grupo Metsä, Stora Enso, Adara Pakkaus Oy, Sonoco-Alcore, Oy Essity Finland Ab, Pankakoski Mill Oy y BMS. O sea que la imposibilidad del acuerdo se planteó exclusivamente con UPM, incluso la intervención de la Oficina del Mediador Nacional en las semanas previas a la huelga fue totalmente infructuosa.
Cuando quedó configurado en diciembre el desacuerdo, UPM intentó directamente romper la huelga. La empresa anunció la intención de aumentar en enero el salario de los empleados que concurrieran a trabajar en discrepancia con la decisión sindical. De acuerdo con lo informado por el sindicato de papeleros, la compensación adicional ofrecida por la multinacional fue de 30 euros (unos 1.400 pesos) por día.
A la tercera semana, el Sindicato de Trabajadores del Automóvil y el Transporte (AKT) se sumó a la huelga en solidaridad con los trabajadores papeleros y de la electricidad de las plantas de UPM. Las medidas de apoyo aplicadas por AKT consistieron en un bloqueo de las operaciones de la empresa en los puertos finlandeses, de tal manera que sus embarques de papel, celulosa y cartón no eran manipulados.
El hecho es que, más allá de tener su sede central en Helsinki, UPM es una empresa multinacional que se comporta como tal y se ha quejado reiteradamente de los altos costos impositivos y laborales de Finlandia. La amplitud del conflicto, que se considera la huelga más larga en la historia de los trabajadores papeleros finlandeses, evidencia la determinación de la empresa por instaurar nuevas reglas de juego.
El gerente general de UPM, Jussi Pesonen, lo dejó en claro al decir que las huelgas en curso tendrían un impacto en el personal mayor de lo previsto.
"UPM estaba lista para llegar a un acuerdo sobre el futuro de las plantas finlandesas, pero el plan puede cambiar. La visión de UPM Finlandia para 2030 se volverá rápidamente en un plan donde dolorosos ahorros en costos y arreglos serán inevitables", advirtió Pesonen.
A fines de febrero, UPM admitió dificultades para cumplir los pedidos de los clientes e imposibilidad de aceptar pedidos adicionales.
“Ciertos grandes clientes europeos no aceptan una huelga como fuerza mayor y están considerando emprender acciones legales”, aseguró una fuente de la industria. El sindicato rechazó que se invoque la huelga como causa de fuerza mayor para eludir los contratos firmados.
"Este es un conflicto provocado por la empresa en pos de sus objetivos ideológicos. No es causado por demandas que apuntan a mejorar los términos y condiciones de trabajo”, declaró el sindicato.
La Confederación Europea de Sindicatos instó a UPM a negociar y pidió a los sindicatos de los clientes finales de la empresa que alienten a sus empleadores a rechazar el argumento de la causa de fuerza mayor.
El pasado 28 de febrero, la inauguración de la nueva pista del Aeroclub de Paso de los Toros, ampliada con fondos de UPM, fue sorprendida por el aterrizaje imprevisto de la plana mayor de la multinacional. El presidente, Björn Wahlroos, el gerente general, Jussi Pesonen, y los vicepresidentes del proyecto UPM Uruguay, Petri Hakanen y Javier Solari, descendieron de tres avionetas y se fueron sin hacer declaraciones.
Wahlroos en Paso de los Toros
El poderoso grupo industrial tiene una situación complicada. Al largo conflicto sindical en Finlandia se suman demoras en el nuevo proyecto en Uruguay y las derivaciones de la guerra en Ucrania al tener importantes activos y operaciones con ambos lados del conflicto bélico. La fugaz visita de los ejecutivos de UPM - estuvieron en la planta en construcción y se fueron al día siguiente - no fue un viaje de placer.