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13/11/2018

Mujeres embarazadas y niños en riesgo por listeriosis

 Informe del Instituto de Higiene señala alta mortalidad en población vulnerable: abortos, enfermedad grave del recién nacido o de ciertos adultos mayores



Walter Pernas / Valentina Bianchi

“En la mayoría de los seres humanos la infección pasa desapercibida o produce manifestaciones intestinales leves (diarrea, vómitos) que curan rápidamente. Sin embargo, en personas mayores de 60 años o niños pequeños, en mujeres embarazadas, en individuos con enfermedades debilitantes o que reciben tratamiento inmunosupresor, (la) Listeria monocytógenes puede causar infecciones invasivas con enfermedad severa y una tasa de letalidad elevada, que puede llegar al 30-50%”, sostiene un informe del Instituto de Higiene, organismo especializado dependiente de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República.

El estudio elaborado por los expertos Valeria Braga, Sylvia Vázquez, Felipe Schelotto y Gustavo Varela, señala que la Listeria monocytógenes puede hallarse en diversos ambientes, “incluyendo plantas de producción, procesamiento, empacado y distribución de alimentos”.

“Listeria monocytógenes se ha recuperado de una variedad de alimentos como: productos congelados, refrigerados listos para consumir, chacinados, embutidos, pescado ahumado, leche sin pasteurizar y sus derivados, patés, vegetales, frutas mal higienizados o conservados, entre otros” que se consideran “peligrosos” para personas vulnerables. También se ha encontrado en una “variedad de animales como peces, crustáceos y mamíferos incluyendo bovinos destinados a la producción lechera o cárnica”, detalla el informe.

Añade que “a nivel mundial se ha establecido que el 90% de los casos de enfermedad en seres humanos ocurre luego del consumo de alimentos contaminados con Listeria monocytógenes. Actualmente se reconoce como uno de los agentes más importantes responsables de enfermedades de origen alimentario, constituyendo un problema serio para la salud humana y para la seguridad de la industria alimentaria”.

“En mujeres embarazadas este agente es responsable de abortos, enfermedad grave del recién nacido de comienzo temprano o tardío (después de los 14 días del parto)”, subraya el informe.

Tratamiento y prevención: no hay vacunas



Gustavo Varela, uno de autores del estudio y docente del Departamento de Bacteriología y Virología del Instituto de Higiene explicó a Sudestada la Listeria monocytógenes es una “bacteria ampliamente distribuida en el ambiente” y capaz de tolerar condiciones extremas como “el frío y los cambios de pH (medida de acidez o alcalinidad).

“Esta bacteria tiene la capacidad de adaptarse y sobrevivir por períodos prolongados en ambientes extremos, tolerando altas concentraciones de sal y un amplio rango de pH. También es capaz de sobrevivir a procesos sucesivos de congelamiento y descongelamiento”, según el informe.

Varela sostiene que el alimento contaminado por Listeria monocytógenes actúa como vehículo para el agente patógeno. “La condición es que la bacteria crezca y se multiplique dentro del individuo para producir daño”, expresó.

El experto especificó que la listeriosis (enfermedad producida por la Listeria monocytógenes) puede presentarse a través de manifestaciones clínicas diversas, que van desde “gastroenteritis leves autolimitadas, hasta pérdidas de embarazos, meningoencefalitis o bacteriemias”, es decir, “enfermedades leves que se curan solas, o enfermedades severas”, detalló.

El docente precisó que las posibles manifestaciones en el ser humano “dependen de qué persona sea la afectada” y de la “concentración de la bacteria” con la que se entre en contacto.

Se consideran grupos vulnerables o “personas en riesgo” a quienes “tienen algún factor o factores debilitantes” que pueden dar lugar a manifestaciones más severas, incluso a procesos que deriven en la “muerte del individuo” afectado, según Varela.

Destacó que el período de incubación (entendido desde que una persona entra en contacto con la bacteria hasta que aparecen manifestaciones clínicas) suele ser prolongado en el caso de la Listeria monocytógenes. Influyen los factores del “agente” patógeno y los del “propio sujeto”.




Varela expuso un ejemplo de caso potencialmente severo, como el de un adulto mayor cuyo nivel de deshidratación ya se encuentre en un punto alto: “Si se añade que disminuye la ingesta porque tiene vómitos, y además diarrea, será peor que en un sujeto sano que está bien hidratado y que tiene capacidad de responder. Es como la respuesta al ejercicio o a un stress, en este caso, a un stress infeccioso”, afirmó.

Para el tratamiento “en las formas graves de la enfermedad” se suele utilizar ampicilina, entre otros fármacos.

En cuanto a la prevención, “no hay vacunas disponibles para uso en seres humanos. Entre las medidas que se pueden adoptar se destacan aquellas que tienden a disminuir las chances de entrar en contacto con el agente, evitar el consumo de alimentos definidos ‘peligrosos’ en personas con factores de riesgo conocidos para desarrollar formas severas de la enfermedad”, indica el estudio.

También sostiene que se debe “promover hábitos culinarios seguros, como el almacenamiento separado de productos crudos y cocidos, utilización de tiempos y temperaturas de cocción adecuadas, lavado o cocción de frutas y verduras antes de su consumo, lavado frecuente de manos y utensilios de cocina”.
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