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28/01/2021

Cayó de nuevo en España el represor Eduardo Ferro

El coronel acusado de secuestros, torturas y asesinatos volvió a ser detenido en Valencia. Su extradición a Uruguay es inminente debido a su largo historial de fugas
El coronel uruguayo Eduardo Augusto Ferro Bizzozero, de 73 años de edad, fue detenido en el Municipio de Peníscola (Castellón), en Valencia (España), en la noche del miércoles 27 acusado de genocidio por su supuesta participación secuestros, torturas y asesinatos durante la dictadura cívico-militar.

La extradición a Uruguay es inminente debido al largo historial de fugas que tiene en su haber este coronel que es una pieza clave para entender varias aristas del terrorismo de Estado ejercido en la década de 1970. Con el grado de capitán fue miembro de la llamada “patota” de la OCOA (Oficina Coordinadora de Operaciones Antisubversivas) que tuvo un relevante protagonismo en el plan Cóndor.

En marzo del año 2017 Ferro no compareció en dos audiencias que tenía pendientes ante la jueza penal Dolores Sánchez, quien había citado al coronel por su participación en el asesinato del dirigente comunista Oscar Tassino, ocurrido en 1977. Luego se supo que había huido de Uruguay. Poco después, el 7 de septiembre de 2017 fue detenido en Madrid y pasó un tiempo en prisión a la espera de su extradición. 




Tassino, una de las víctimas de Ferro

Pero el periplo no terminó allí porque Ferro fue excarcelado durante el proceso de aprobación de la extradición y, en junio de 2018, Interpol España no tuvo otra alternativa que solicitar una prórroga para concretar la extradición a Uruguay porque no podía ubicarlo. El coronel, que torturaba en dictadura y espiaba en democracia, se había vuelto a fugar.

Además de la muerte de Tassino, Ferro es señalado como responsable del asesinato del escribano Fernando Miranda -padre del actual presidente del Frente Amplio, Javier Miranda-; de haber participado en el homicidio de María Claudia García -madre de la diputada Macarena Gelman-; y de haber torturado a decenas de uruguayos en centros clandestinos de detención, en la ciudad de Buenos Aires.

También es acusado de secuestrar en la ciudad de Porto Alegre, Brasil, a la maestra Lilián Celiberti, en noviembre de 1978 junto a su esposo Universindo Rodríguez y sus dos hijos, quienes luego fueron trasladados a Montevideo. Los niños, de ocho y tres años, fueron entregados a sus abuelos maternos, mientras que Celiberti y Rodríguez permanecieron en prisión hasta que finalizó la dictadura. Recientemente el publicista Claudio Invernizzi lo identificó como uno de los torturadores del batallón de Laguna del Sauce, Maldonado.

A principios de octubre de 2020, estando prófugo en España, Ferro se contactó con el periodista Alfonso Lessa para solicitarle una entrevista en radio Monte Carlo. En esa oportunidad negó las acusaciones en su contra pero admitió su participación en el operativo militar contra Celiberti y Rodríguez, aunque no lo definió como un secuestro. 

Breve semblanza de un torturador

Eduardo Augusto Ferro Brizzozero nació el 10 de abril de 1947 e ingresó al Ejército, en el Arma de Ingenieros el 1º de marzo de 1964. Apenas tres años después, siendo todavía cadete, egresó del curso “Cadet Orientation” de la Escuela de las Américas, el principal instituto de formación de represores de la época, impulsada por la Doctrina de la Seguridad Nacional que se dictaba desde Washington.


Ferro en la época de la dictadura

En 1968 ascendió a alférez y como teniente segundo estuvo en la Escuela Militar entre 1970 y 1975, año en que pasó ya con el grado de capitán a la OCOA. Integrado a “la patota” comenzó a participar de las torturas perpetradas en el centro de tormentos conocido como “300 Carlos” en la jerga de los represores, o como “El Infierno” como le llamaban los detenidos, los presos políticos.

En 1977 operó en el marco del Plan Cóndor, especialmente en la represión de uruguayos en Argentina y Brasil. En la ciudad de Porto Alegre participó en 1978 del comando que llevó adelante el secuestro y traslado ilegal de Celiberti y Rodríguez, quienes se encontraban en calidad de refugiados. Este operativo pudo ser desmantelado gracias al trabajo del periodista brasileño Luiz Claudio Cunha, quien denunció la situación y logró que los militares admitieran que tenían detenidos a Celiberti y Rodríguez.

Desde la década de 1980 revistó en el Servicio de Información de Defensa (SID) y de acuerdo a investigaciones de la sociedad civil se supo que hasta 1982 trabajó como agente encubierto en Argentina. Después de la dictadura realizó cursos de paracaidismo (1986), Inteligencia (Alemania, 1989), seguridad electrónica (1991) y buzo táctico militar (1997), según publicó en el diario La República el periodista Roger Rodríguez.

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