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18/01/2024

Las controversias agravan la degradación de la costa

Más allá de las causas que generan el deterioro de las playas del Río de la Plata, la manera como se toman las decisiones y las medidas técnicas adoptadas empeoran los problemas.

Geotubos en la Barra. "En muchas partes de la costa, aparecen fuera de la arena como una media rota. Esto es indicador inequívoco del fracaso de esa obra de ingeniería", aseguró el especialista Omar Defeo.

Víctor L. Bacchetta

“El ecosistema costero de Uruguay viene sufriendo una constante degradación, que se refleja actualmente en la falta de arena seca y reducción de las playas, así como en la desaparición de ambientes asociados (matorral y bosque psamófilo, charcos, bañados, barras de arroyos y lagunas, etcétera) y diversas especies vegetales y animales”, expresa la Red Unión de la Costa (RUC), que reúne a casi 80 grupos de vecinos ribereños, desde Colonia hasta Rocha.

“No existe una única causa de la erosión costera, es un proceso muy complejo influenciado por múltiples factores”, explicó a Sudestada el doctor en ecología Omar Defeo, docente titular en la Unidad de Ciencias del Mar de la Udelar. A nivel local, incide el nivel del mar, las olas y mareas, el grano de arena, el ancho y la pendiente de la playa, la geología y el desarrollo costero. A nivel regional, la presión del nivel del mar, las olas, los vientos, las tormentas y la temperatura.

“Es necesaria una comprensión integral de la influencia colectiva de esos factores. Cuando hay un mal manejo de la planificación y se construye arriba de las dunas, afecta a la playa como un todo. La playa es una zona litoral activa, compuesta por las dunas, la playa como tal y la zona de ‘surf’ donde rompen las olas. La zona litoral activa es una unidad y debe ser manejada como un todo. Si se construye arriba de las dunas, los factores erosivos se potencian”, agregó Defeo.

Las soluciones no son las mismas en todos los casos, es necesario estudiar cada situación para determinar cuáles pueden ser las medidas más apropiadas. De los numerosos problemas que se plantean a lo largo de la costa rioplatense, en este momento hay dos casos emblemáticos, en la desembocadura del arroyo Solís Chico y en la playa Costa Azul de La Paloma, que se destacan por la forma de actuar de las autoridades y por la magnitud del deterioro provocado.


El trabajo en Parque del Plata agravó la erosión y empeoró la situación de la playa sobre el arroyo Solís Chico.

En el Solís Chico, la deriva del arroyo hacia el oeste ocupaba unos 1.600 metros de la playa del balneario Parque del Plata antes de desembocar en el mar. A fines de 2020, abrieron una salida artificial del arroyo más al este y buscaron contenerlo al oeste con diques de arena y geotubos de plástico. Al cabo de tres años, las retroexcavadoras no han cesado de trabajar, la erosión se agravó, han quedado expuestos geotubos rotos, y la destrucción de la playa es mayor.

En la playa de Costa Azul, los avances del mar amenazan a las viviendas y un hotel edificados sobre las dunas de la costa. En este caso, las obras consistieron en la construcción de un muro de contención de un kilómetro de largo, colocando rocas sueltas de tamaño mediano sobre un talud de arena. En cada nuevo temporal, el mar ha desparramado las rocas y destruido los accesos de madera instalados, inhabilitando prácticamente el uso de la playa por los vecinos.

En ambos casos las acciones han agravado el problema y generado un fuerte malestar entre los pobladores afectados. Pero además son conflictos sin salida porque no se habilita un espacio para dirimir las diferencias, salvo recurrir a litigios legales prolongados y prácticamente ineficientes. Los orígenes de esta situación se encuentran en el proceso de decisión adoptado y en el uso de una tecnología controvertida entre los investigadores uruguayos de la dinámica costera.

Quiénes toman las decisiones


Robert Bouvier, ministro de Ambiente. Foto: Presidencia.

Uruguay no carece de normativa e institucionalidad para tratar los problemas ambientales. En la normativa se ha establecido el procedimiento de evaluación y autorización de las actividades con impacto ambiental y social por el Ministerio de Ambiente. Las Comisiones de Cuencas y Acuíferos creadas a partir de la reforma constitucional de 2004 proveen el marco institucional para tomar las decisiones con la participación de los gobiernos, los usuarios y la sociedad civil.

Los partidos políticos en los distintos gobiernos han evidenciado, sin embargo, una aversión hacia esa normativa y los instrumentos de participación social, en especial cuando tratan actividades y problemas de gran magnitud. En los dos casos referidos se eludió el procedimiento de evaluación ambiental y el tratamiento por el Consejo Regional para la Cuenca del Río de la Plata y el Frente Marítimo y la Comisión de Cuenca del Arroyo Solís Chico, tardíamente creada.

El Reglamento de Evaluación de Impacto y Autorizaciones Ambientales (Decreto 349/005), por el Artículo 2° y el inciso 33, requiere Autorización Ambiental Previa (AAP) para “toda construcción u obra que se proyecte en la faja de defensa de costas, definida por el artículo 153 del Código de Aguas”. Este artículo fija una franja de 250 metros en el Océano Atlántico, el Río de la Plata y el Río Uruguay, “para evitar modificaciones perjudiciales a su configuración y estructura” (sic).


Huellas de retroexcavadora en las dunas de Parque del Plata. 

El procedimiento seguido con el arroyo Solís Chico y la playa de Costa Azul no cumplió con las instancias previstas para la AAP en ese reglamento. Lo hecho consistió en pedirle un estudio de la costa en esa zona al Instituto de Mecánica de los Fluidos e Ingeniería Ambiental (IMFIA) de la Udelar, adoptar un proyecto elaborado por técnicos de la Dirección Nacional de Calidad y Evaluación Ambiental (Dinacea) y autorizar las obras por las respectivas intendencias.

Cuando los vecinos reclaman que faltaron el Estudio de Impacto Ambiental (EIA), la Puesta de Manifiesto y la Audiencia Pública, las autoridades departamentales alegan que las autorizó el Ministerio de Ambiente y los técnicos de Dinacea que se basaron en el estudio del IMFIA, pero el IMFIA dice que “no realiza un diagnóstico de las causas que dan lugar a la erosión de la playa … ni propone soluciones que aborden dichas causas en ninguna escala temporal” (sic).

Así se pasan la pelota uno al otro, sin responsabilizarse plenamente por la decisión, pero queda en evidencia que eludieron la normativa. Entonces el trato con los vecinos es soberbio, a veces prepotente, asegurándoles que esta es la mejor solución. La consideración en las Comisiones de Cuenca, cuando lo hubo, fue similar, ignorando cuestionamientos y aportes de los vecinos. Dada la filiación política de los involucrados, se ve que no es la postura de un solo partido.

En esta manera de proceder hay intereses económicos en juego, principalmente de los dueños de las edificaciones en la primera línea de los balnearios, por lo general son los de mayores recursos e influencia política, que presionan por este tipo de soluciones. Al mismo tiempo, esas decisiones se apoyan en una concepción técnica del manejo de la erosión costera que es cuestionada por varios investigadores y sobre lo cual ya existe una amplia experiencia internacional.

Tecnologías “duras” o “blandas”


Doctor en Ecología Omar Defeo, docente titular en la Unidad de Ciencias del Mar de la Udelar. Foto: Captura IAI.

“Hicimos un estudio con sudafricanos, brasileños e italianos, que confirmó lo dicho antes por otros trabajos. Más de un quinto de las playas a nivel mundial está experimentando tasas de erosión intensas, extremas o severas”, comentó Defeo. “El estudio registró el efecto tangible del cambio climático y también identificó puntos críticos donde la intensificación de estos procesos es mucho mayor. Desgraciadamente, la costa uruguaya es uno de esos puntos críticos”, agregó.

¿Qué es lo que pasa en nuestra costa? Defeo señala que el efecto sinérgico entre la urbanización, el endurecimiento por los estacionamientos, carreteras y edificaciones, y el incremento del nivel del mar sostenido a través del cambio climático genera la denominada “compresión costera”, que es uno de los problemas más graves a nivel mundial. Los endurecimientos provocados por una mala planificación urbanística generan un efecto multiplicador que potencia la erosión.

“Se produce entonces un impacto múltiple sobre la zona costera, que es magnificado por la urbanización no planificada y mal ubicada que, en general, atiende intereses de corto plazo reñidos con la conservación de las playas. El endurecimiento y la edificación encima de las dunas las aniquila, genera un presupuesto negativo de sedimentos y va erosionando la playa. Las dunas son el corazón de la playa, si dejan de actuar como amortiguadores de las olas de tormenta y del aumento del nivel del mar, la erosión de la zona se potencia”, afirmó el investigador.

En varias partes de la costa uruguaya, Defeo considera adecuadas las acciones de restauración dunar en curso, pero constata un divorcio entre éstas y otras acciones de endurecimiento. “Se sigue loteando terrenos y construyendo arriba de las dunas, en contra de un manejo basado en soluciones naturales. A nivel mundial, esa dicotomía está desapareciendo. Se trata de generar soluciones basadas en la naturaleza, no de construir sobre las dunas”, comentó.


Obras en el balneario Costa Azul, en Rocha. 

“La acumulación de piedras o enrocado no es recomendable por múltiples efectos, tan simples como el peligro de la dispersión de las piedras después de las tormentas. Requiere además un mantenimiento costoso, continuo y de largo plazo. Algo similar ocurre con los geotubos que, en muchas partes de la costa, aparecen fuera de la arena como una media rota. Esto es indicador inequívoco del fracaso de esa obra de ingeniería”, concluyó el científico.

Lo que se pretende en la actualidad según Defeo es reconstruir las dunas, también eliminar la descarga de pluviales y pozos filtrantes o manejar bien las napas freáticas, y construir pasarelas elevadas para evitar el pisoteo de las dunas. “Esto requiere una concientización de la sociedad. En muchos casos se aboga por una recarga de arena en la playa que es también costosísimo, exige un monitoreo continuo y no garantiza una recuperación a largo plazo”, acotó.

Defeo ve una inconsistencia institucional flagrante entre la ley, lo que se dice y lo que se hace. “Se siguen aprobando planes de loteo cerca de las dunas, incentivando la inversión mercantilista de corto plazo en esa zona y esto es contradictorio con la ley de ordenamiento territorial. Hay que dejar de escribir obituarios y ver cómo se destroza la costa. Necesitamos una democracia efectivamente participativa con una acción clave de la sociedad”, concluyó el especialista.
Aliados de Sudestada