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18/06/2022

Acuerdan nuevos estudios en la barra del Solís Chico

La Intendencia de Canelones y la Universidad de la República harán nuevos estudios ambientales con el fin de reorientar la gestión de las obras en la desembocadura del arroyo Solís Chico
Víctor L. Bacchetta

El 30 de octubre de 2020, en la rambla del balneario Parque del Plata, autoridades y representantes de todo el espectro político celebraron el acuerdo entre la Intendencia de Canelones y el Ministerio de Ambiente para iniciar la denominada restauración de la desembocadura del arroyo Solís Chico, que se proponía cortar la barra de 1.600 metros hacia el oeste que impedía el acceso a la playa del Río de la Plata.

El arroyo Solís Chico integra la gran Cuenca del Río de la Plata, recorre más de 47 kilómetros desde las nacientes en la Cuchilla Grande hasta la descarga en el Río de la Plata. Hace más de 10 años que la desembocadura del arroyo derivó hacia el oeste por casi dos kilómetros entre la costa y las edificaciones, mientras que los vientos trasladaron las dunas hacia el interior cubriendo la rambla del balneario.

El mismo día de la inauguración, al comenzar el trabajo de las retroexcavadoras surgieron serias divergencias. Vecinos perjudicados por la situación, que habían reunido 5 mil firmas en reclamo de soluciones, saludaron alborozados las obras. Al mismo tiempo, vecinos con un mayor conocimiento de la zona y otro concepto de la relación con la naturaleza, se opusieron tajantemente al proyecto adoptado.



El plan de los técnicos de la Intendencia y del Ministerio consistió en abrir una salida artificial en la base de la barra y construir un dique de arena para cerrarle el paso al arroyo hacia el oeste. Se pretendía retornar la playa a su estado original y estabilizar la situación recomponiendo los médanos. Estas acciones no afectarían la estructura natural de la costa, prohibido por el Código de Aguas (Decreto ley N° 14.853).

Se previó un mes deduración de las obras principales, pero los temporales habituales en esta costa no lo permitieron.El arroyo comenzó a derribar el dique de contención y a erosionar fuertemente la ribera norte, acercándose a la rambladel balneario. Se colocaron mallas y geotubos de plástico negropara contener el oleaje y la correntada, pero el arroyo los fue poniendo al descubierto y comenzó a destruirlos.

“¿Hasta cuándo seguirán insistiendo con esta obra equivocada?”
, se preguntaban los vecinos un año después, tras sucesivos intentos de ser escuchados. En noviembre, el ministerio anunció la formación de una mesa de trabajo entre responsables de la obra y vecinos, pero no fue convocada. El 5 de junio último, los vecinos reunidos el Día del Medio Ambiente solicitaron que se detenga la destrucción del sistema costero.

Al explicar las obras iniciadas en 2020 se aludía a un estudio del Instituto de Mecánica de los Fluidos e Ingeniería Ambiental (IMFIA) de la Facultad de Ingeniería, aunque esta institución no había intervenido en la definición del proyecto. Ante la evidencia de los hechos, la Intendencia entró en contacto con el IMFIA y el Centro Universitario de la Regional Este (CURE) para elaborar una propuesta de abordaje del problema.

Manejo costero integrado

Según lo informado a Sudestada, la Intendencia, el IMFIA y el CURE están cerrando un convenio de asesoramiento que puede dar un giro crucial a la crítica situación. El objetivo del convenio es la generación de recomendaciones por las entidades referidas para la elaboración de un plan de manejo integrado de la desembocadura del arroyo Solís Chico y las playas del tramo costerode La Floresta y Parque del Plata.

La metodología del convenio es el Manejo Costero Integrado (MCI), concepto central para la gestión de las zonas costeras y océanos originado en la Cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro en 1992. El desafío del MCI es integrar distintos sectores sociales y de gobierno, distintos espacios (tierra firme y mar) y disciplinas, distintas generaciones y perspectivas, con diferentes opiniones, lenguajes y metodologías.



El Componente 1 del convenio es un estudio de la dinámica de los sedimentos en la zona con el fin de realizar un diagnóstico del comportamiento físico del ecosistema, que permita modelar cuál será la evolución del sistema en su conjunto ante distintas combinaciones de intervenciones y efectos del cambio climático. Esto requiere un estudio de la evolución histórica y trabajos de campo a lo largo de 15 meses.

El Componente 2 debe sistematizar e incorporar para el diagnóstico el conocimiento local sobre la dinámica de las playas y el arroyo y su interacción con las principales comunidades biológicas, así como los intereses y percepciones de los actores sociales para generar recomendaciones de gestión de la desembocadura del Solís Chico.

Este componente tiene una duración prevista de nueve meses, comenzando en el tercer mes de iniciados los estudios. Además de la recopilación y sistematización del conocimiento ecológico local, se propone realizar Talleres de Diálogo con el fin de socializar el diagnóstico de la situación que se va generando en el proceso.

Y el Componente 3 consiste en la generación de lineamientos de manejo y propuesta de monitoreo para la desembocadura del Solís Chico y playas aledañas en base a los resultados de los componentes anteriores, La duración de este componente sería de cinco meses hasta completar los 18 meses previstos por el convenio.

Como resultados del convenio se obtendría un diagnóstico del funcionamiento del ecosistema, un análisis de las alternativas de intervención, un mapeo de los actores sociales y el conocimiento local, una sistematización de los conflictos y alternativas de gestión, culminando en las propuestas de gestión y de monitoreo.

“¡Borrón y cuenta nueva!”, se podría exclamar,aunque no se puede volver atrás y el ecosistema ya fue alterado. Pero de todas las experiencias, incluidas las malas, se puede aprender, siempre que exista la disposición para hacerlo.

Aliados de Sudestada