Tiempo estimado de lectura:
01/12/2014

El escrutinio tortuga

Brasil verifica 115 millones de votos en tres horas. Pero Uruguay proclama al presidente electo con proyecciones de encuestadoras ante la demora de la Corte Electoral. Se elude el cambio tecnológico.

Lourdes Vitabar / Sudestada / @louvitabar

Uruguay es de los pocos países de la región que no utiliza ningún sistema tecnológico para la transmisión de datos electorales. Tras diferencias entre actores políticos y técnicos ocurridas luego de las internas de junio, la posibilidad de acelerar el proceso mediante el uso de computadoras se encuentra en “compas de espera” hasta el próximo gobierno.

La Corte Electoral necesitó casi siete horas desde que se cerraron las urnas para oficializar que Tabaré Vázquez había sido el ganador del balotaje. Cerca de las dos de la mañana del lunes 1 de diciembre finalizó el escrutinio primario: 1.226.105 votos para la fórmula frenteamplista (Vázquez- Sendic) y 939.074 para la del Partido Nacional (Lacalle Pou-Larrañaga).

Para esta segunda vuelta hubo 2.321.230 sufragios emitidos, aunque aún no se contabilizaron los 34.180 votos observados.



Una vez más la proclamación del nuevo presidente de los uruguayos se hizo teniendo en cuenta las proyecciones de las encuestadoras locales, a falta de una voz oficial que constitucionalmente no puede ser otra que la de la Corte Electoral.

En la primera vuelta la demora fue mayor. Ese domingo 26 de octubre, pasadas las 21 horas, y a pesar de los inconvenientes vividos por las encuestadoras los uruguayos, como en cada elección, salieron a festejar el triunfo o comenzaron a buscar los porqués de la derrota en base a la información proporcionada en televisión por los directores de las principales consultoras de opinión pública del país.

En esa ocasión recién 19 horas después de haber cerrado las urnas culminó el escrutinio primario de todos los circuitos de votación. Y el resultado oficial que determinó quienes participarían del balotaje se conoció 3 de noviembre, ocho días después de la elección en primera vuelta.

Ese mismo día en Brasil más de 115 millones de ciudadanos optaban en balotaje entre Dilma Roussef y Aecio Neves. Tres horas después de haber finalizado la votación el Tribunal Superior Electoral confirmaba la reelección de la presidenta.



Las demoras en el proceso de conteo de votos que se producen en el sistema electoral uruguayo van en contra de la recomendación realizada por la Organización de Estados Americanos (OEA) a todos los países que la integran.

Este organismo internacional considera que los avances de las telecomunicaciones despertaron en el electorado la necesidad de que resultados preliminares sean difundidos el mismo día de la votación, para evitar así que la demora de la autoridad electoral dé oportunidades a otras organizaciones menos confiables que publican “datos con una fuente de información poco confiable, como por ejemplo las encuestas a boca de urna, que en muchos casos pueden diferir de los resultados preliminares informados posteriormente”.

Actores políticos y del sistema electoral se muestran reacios a responder acerca de la situación extraordinaria que se vive en Uruguay respecto a la lentitud de la Corte Electoral para comunicar los resultados.

En cambio, Max Sapolinsky, secretario general del Partido Colorado dio su opinión a Sudestada: “Es una situación peculiar, pero debido a que aquí no hay fraudes se sabe que las proyecciones de las encuestadoras serán luego ratificadas por los resultados oficiales”, apuntó.

No obstante reconoció que “tener información oficial sería mucho mejor, sobre todo cuando se dan escenarios ajustados como ocurrió en 1994 cuando integrantes del departamento de Ciencias Políticas de la Facultad de Ciencias Sociales informaron en canal 10 que Tabaré Vázquez había ganado las elecciones y luego el escrutinio primario dio vencedor a Julio María Sanguinetti”.

“De volver a repetirse un escenario con tan poco margen de preferencias previas entre los partidos sería invaluable contar con un proceso que permitiera acceder a resultados oficiales con rapidez”, subrayó Sapolinsky.

Conteo a mano, llenado a lapicera



El proceso de escrutinio en el sistema electoral uruguayo es casi en su totalidad manual. Una vez cumplido el horario de votación y abiertas las urnas, las autoridades de cada mesa separan las hojas de votación en montones y van completando la planilla: anotan a mano a qué candidato, lista y lema pertenece cada uno de los sufragios escrutados.

Luego se procede a un recuento de cada uno de los montones y se apunta ese dato en el acta de escrutinio, de la que se entregan copias a los delegados de los partidos.

Una vez terminado el trabajo de la mesa de votación se introduce en la urna el acta original, padrón, legajo, cuaderneta, los paquetes de las hojas escrutadas, material administrativo sobrante y se sella para su traslado a las dependencias electorales.

Ese traslado, en Montevideo tiene dos etapas: primero se envía a una de las 24 dependencias de la Junta Electoral, y desde allí a la Oficina Electoral de Montevideo donde los digitadores ingresan al sistema informático los datos de la copia del acta que acompaña a la urna. Recién en ese momento la información de la votación en cada circuito comienza a llegar a la Corte Electoral.

En el interior las urnas son entregadas por el presidente de mesa a las oficinas electorales departamentales, donde ya se encuentran los digitadores que ingresan los datos al sistema. En la mayoría de los departamentos hay dos de estas dependencias, aunque por ejemplo en el caso de Canelones son tres.

A favor de este método arcaico se señala de parte de ciertos sectores políticos y de algunos especialistas en asuntos electorales, que es mejor de esta manera porque el conteo da más garantías.

El proyecto fallido



Defensores del proceso tradicional alegan que la experiencia informática no ha sido buena: durante las internas de junio pasado en el 50 por ciento de los circuitos se implementó un método de conteo utilizando las ceibalitas, que presentó algunas dificultades.

Para esa oportunidad la Corte Electoral había contratado a la firma Conex – dependencia de UTE a través de la cual se brindan servicios de asesoría y consultoría externa– a fin de que desarrollara y gestionara el software que se usó para la búsqueda en el padrón y para ingresar los datos del escrutinio primario.

Lo que se hizo fue el recuento manual de los votos, y el llenado de las planillas en las computadoras Magallanes para luego imprimirlas y entregarlas a los delegados partidarios. La planilla se enviaba con la urna a las oficinas electorales, pero a la vez los datos fueron transmitidos desde la mesa de votación al centro de cómputos de la Corte Electoral mediante la Red Ceibal o de módems de Antel.

Pero la tarea que a primera vista no parecía tan compleja tuvo obstáculos. El vicepresidente de la Corte Electoral, Wilfredo Penco, reconoce que existieron tres tipos de dificultades: logísticas, una falla del programa que finalmente fue superada, y, la que califica como la mayor de todas, de capacitación del personal asignado a los circuitos. Esto generó confusión en los integrantes de las mesas respecto a qué era un medio voto en blanco y un voto totalmente en blanco, por ejemplo.

Penco admitió que los problemas de capacitación fueron responsabilidad de la Corte, en tanto es la que brinda los cursos previos a quienes son elegidos para integrar las mesas de votación. Pero argumentó que esa falta de claridad también se dio entre quienes integraban los circuitos manuales.

En cuanto al uso de las computadoras para agilizar el proceso de comunicación de los resultados a la Corte afirmó que la experiencia “no fue tan traumática porque a la medianoche el 70 por ciento de los datos de esas mesas habían sido ingresados mientras que en los circuitos manuales el proceso llevó varias horas más”.

Al día siguiente del acto eleccionario el Partido Nacional y el Partido Colorado solicitaron el recuento manual de todos los votos, lo que provocó que los resultados oficiales de las internas se conocieran recién en la segunda semana de junio.

Ya a principios de julio el Partido Nacional, tras recibir en sesión del Directorio a Sandra Etcheverry y Margarita Reyes, ministras de la Corte Electoral en representación de esa fuerza política, solicitó formalmente que las ceibalitas no se utilizaran en los comicios presidenciales.

El senador Luis Alberto Heber, declaró entonces que estas no daban las garantías necesarias para el conteo de votos. “La participación de las ceibalitas en las mesas es algo de lo cual todavía no tenemos las garantías suficientes, porque hubo apagones, porque no funcionaron bien, porque se apagaron, porque la memoria no andaba; son una serie de detalles que muestran que no estamos preparados para usarlas ahora en esta instancia”.

Y puntualizó que los errores registrados en junio “llevaron a contabilizar de forma diferente lo que fue la emisión de voto de la ciudadanía y cambiaron sustancialmente los resultados finales con respecto a los resultados primarios que había dado la Corte”. El legislador dijo estar “muy preocupado” por las “garantías del proceso” que se daría en la elección de octubre porque suponía un resultado “muy ajustado”.

El error de contabilización más evidente tuvo lugar en Tacuarembó, donde se adjudicaron a Luis Lacalle Pou dos mil votos que no le correspondían. Esto fue denunciado ante el Parlamento por el senador Eber Da Rosa, y tras el recuento se le dio la razón aunque el resultado final continuó siendo desfavorable en ese departamento para Jorge Larrañaga, líder de su sector.

La discusión en el Parlamento

El 11 de julio las autoridades de la Corte Electoral concurrieron a la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados. El tema a tratar fue el uso de las ceibalitas en el escrutinio de las internas.

Y Jorge Gandini (Partido Nacional) cuestionó el uso de las computadoras: “Aparecieron 10.000 votos menos, y eso es gravísimo. Pero más grave que eso es que de los 356.000 votantes que arrojó el escrutinio primario en Montevideo, hecho el escrutinio definitivo, la primera información dio 350.000, es decir, 6.000 votos menos, por un error gravísimo en la carga. En ese caso, también llamé a la Corte Electoral. ¿Por qué? Porque se escrutaron los observados pero, a la hora de dar la información oficial del escrutinio definitivo, se volvieron a cargar los observados como escrutados: se sumaron pero se mantuvo el renglón de votos observados, cuatro mil y fracción, lo que daba 350.000 votos”, sostuvo el legislador.

Y añadió que “luego de esa observación, al otro día, la Corte emitió un nuevo resultado definitivo con 346.000 votantes y fracción. Quiere decir que tuvimos dos resultados oficiales definitivos, erróneos, no atribuibles en este caso a la tecnología sino a los controles, y una diferencia de 10.000 votos menos en un tercio de votantes en el departamento de Montevideo”, detalló Gandini. Remarcó que la responsabilidad en los controles que fallaron no era de las ceibalitas sino de la Corte.

En esa sesión el diputado Iván Posada (Partido Independiente), también hizo saber que su fuerza política tenía “una evaluación muy similar de lo que ha sido esta experiencia que se ha desarrollado en las elecciones internas y que de alguna manera ya tenía otros antecedentes también fallidos como la elección de la Caja de Profesionales”.

Las críticas expresadas por los diputados fueron respondidas por el presidente de la Corte Electoral, José Arocena. Admitió las dificultades vividas durante las elecciones internas y anunció que en las presidenciales de octubre las ceibalitas serían utilizadas como “máquinas de escribir” para ingresar los datos del conteo manual de votos e imprimir las planillas. Subrayó que la transmisión de los datos sería manual y en papel para “eliminar varios problemas que hubo como, por ejemplo, que se caía el sistema de la computadora y retrasaba la comunicación e, inclusive, a veces la impedía”.

La posibilidad de utilizar las computadoras de esa manera había sido planteada a las autoridades electorales por el Partido Colorado.

“Planteamos una solución intermedia entre la Corte que tenía por objetivo usar las ceibalitas en el 100% de los circuitos en octubre y el Partido Nacional que quería que se eliminaran completamente del proceso. Queríamos que se utilizaran para tareas administrativas, lo que permitiría reducir tiempos pero también hacer algún avance en la informatización del proceso”, recordó Sapolinsky a Sudestada.

El rechazo a la idea propuesta desde el Plan Ceibal

En medio de las conversaciones entre las autoridades electorales y los representantes de los partidos políticos y de la polémica mediática que centraba la atención en el desempeño de las ceibalitas, el presidente del Consejo Directivo del Plan Ceibal, Miguel Brechner, planteó una alternativa a la Corte para que el avance en la transmisión de los datos de los comicios no se detuviera.



“Les propuse instalar en dos departamentos circuitos que a la vez funcionaran de manera tradicional e informatizada, para que los datos fueran cotejados en el momento. Pero no quisieron, solo el presidente de la Corte votó a favor, ocho a uno fue la decisión de no implementarlo. Yo entiendo que se tenga miedo pero la idea planteaba garantías para que no se retrasaran los resultados”, explicó Brechner a Sudestada.

Una semana después de conocida la decisión de la Corte Electoral de retornar completamente al sistema manual, y después de un mes y medio defendiendo el papel jugado por las ceibalitas en las internas, el Consejo Directivo del Plan Ceibal emitió un comunicado para informar que no prestaría las 7.000 máquinas para las elecciones de octubre.

“Frente a la resolución de la Corte Electoral, por la que se limita el uso de las máquinas, no utilizando la trasmisión de datos, proceso que hubiera constituido un cambio sustancial en la operativa electoral del país, el Directorio de Plan Ceibal resolvió la utilización de dichas máquinas para adelantar la entrega de equipos a nuevos estudiantes en Educación Media”, subarayó el comunicado.

Según Brechner la resolución de retirar las computadoras de este proceso eleccionario –aunque están a disposición para futuras experiencias–, fue oportuna ya que permitió calmar las aguas. Y que todos los actores reconocieran que “el problema no fue el hardware sino el software que no fue probado lo suficiente antes del día de las elecciones”, dijo el técnico a Sudestada.

El responsable del Plan Ceibal asegura que si bien las internas son actos eleccionarios complejos, pensar en utilizar la informática para la transmisión de resultados en el próximo período “no es descabellado” ya que la solución de software “es sencilla” y que incluso no es necesario volver a utilizar las ceibalitas sino que “puede recurrirse a teléfonos y tablets”.

“No hay que comprar ni hacer algo especial, basta con hacerlo bien. Se pueden tomar hojas de una mesa de una elección anterior y cotejar el funcionamiento del software hasta que la programación sea la correcta, nada más”, detalló.

Sin embargo dijo no estar seguro de involucrarse personalmente en ese proceso en el futuro.

Penco: “Estábamos avanzando, pero…”



El vicepresidente de la Corte Electoral, dijo a Sudestada que por el momento la implementación del sistema electrónico de transmisión de datos desde las mesas de votación está “en compás de espera”.

“Estábamos avanzando, pero los partidos tienen derecho a reclamar procedimientos que desde su subjetividad les den más garantías y eso fue lo que se atendió”, dijo Penco a Sudestada. E indicó que retomar el camino hacia la informatización total del sistema será una decisión que “deberán tomar quienes asuman al frente de la Corte Electoral en el próximo período de gobierno”.

Penco adelantó que por tratarse solo dos hojas de votación, los resultados oficiales del balotaje se conocerían en las primeras horas de la madrugada del lunes 1 de diciembre, lo que efectivamente ocurrió. Esto permite que el martes 2 comience el escrutinio definitivo y los resultados estén listos a finales de la semana.

El exitoso proyecto en Brasil



Brasil no solo conoce los resultados oficiales pocas horas después de terminada la votación, sino que su sistema de justicia electoral electrónico, desarrollado enteramente por técnicos brasileños, es reconocido en el ámbito internacional.

Eso es producto de un camino iniciado en 1986 cuando se dio el primer paso hacia el registro nacional de electores único e informatizado.

El primer recuento electrónico total de votos tuvo lugar en 1989 en seis estados. En ese año, la votación se realizó por medio de listas impresas similares a las que se utilizan actualmente en Uruguay y los votos se contaron manualmente en las Juntas Electorales. Pero el total de los votos se obtuvo utilizando computadoras mediante el uso de la estructura de comunicación de datos de una empresa contratada para dar asistencia técnica.

Ya en 1994 todas las regiones del país sumaron electrónicamente los votos conectados a una computadora central utilizando una red de datos perteneciente a la justicia electoral. Un año más tarde se inició el proyecto del voto informatizado mediante el uso de urnas electrónicas.

Y en las elecciones municipales de 1996, el voto electrónico se utilizó en ciudades con más de 200 mil electores de 57 municipios del país.

Dos años después, el 57 por ciento de los electores brasileños votó a través de urnas electrónicas, y en las elecciones municipales del año 2000 se incluyó a todos los votantes del país, desde los poblados indígenas hasta las grandes ciudades.

Para lograrlo en las semanas previas se permitió a la población ensayar su voto. Según relatan Marco Antonio Martin Vargas y Aldair de Almeida Anhaia en el libro “Tecnología y Participación Ciudadana en la construcción democrática”, los indígenas del Amazonas fueron quienes más entusiasmo mostraron con el nuevo sistema: se prestaron a hacer fila una y otra vez hasta asimilar la experiencia por completo.

El voto electrónico se transmite con claves de seguridad por medio de la red privada de la Justicia Electoral Brasileña, la que puede – si es necesario – desactivar cualquier otro canal de comunicación electrónica el día de las elecciones.

El pasado 26 de octubre hubo aproximadamente 450 mil mesas electorales en el país.

A las cinco de la tarde, cuando finalizó el horario de votación, los presidentes de las mesas dieron por finalizado el sufragio en su circuito y con su código propio imprimieron cinco copias del contenido de la urna electrónica.

La primera de estas copias se entrega a la puerta del centro de votación donde es firmada y en acto simultáneo se divulga el resultado. Las otras copias son para los partidos políticos y el registro electoral, a donde llegan acompañadas de un pendrive.

Este dispositivo es llevado a un local de la justicia electoral, donde es leído y transmitido al computador central. A partir de allí se logra la totalización de los datos y se divulgan los resultados mediante empresas de comunicación asociadas al Estado para estos fines.

Otro pendrive queda en reserva, como respaldo por si ocurriera algún accidente con el anterior o con las hojas de votación, lo que posibilita repetir todo el escrutinio en minutos.

Los casos de El Salvador y Panamá

Además de Uruguay y Brasil este año otros siete países del continente han electo nuevos integrantes para sus gobiernos.

Algunos de esos procesos fueron objeto de misiones de observación de la OEA, tal es el caso de El Salvador, Panamá, países que cuentan con universos electorales de dimensiones más o menos similares a las de Uruguay.

En esos países las demoras en la divulgación de los resultados oficiales son poco frecuentes, en gran parte debido a tener informatizado el total del proceso electoral o al menos la recopilación de la información proveniente de las mesas de votación.

En El Salvador, donde más de dos millones de personas participaron de la primera vuelta de las elecciones presidenciales realizada en febrero pasado, el escrutinio duró menos de una hora y media.





A las 20 horas, con la mitad de las actas por procesar (55,3%) pero con datos que indicaban una tendencia irreversible, y una muestra suficientemente estabilizada, la autoridad electoral anunció que Salvador Sánchez Cerén y Norman Quijano pasaban a la segunda vuelta.

El 9 de marzo, cuando más de tres millones de salvadoreños sufragaron en el balotaje, el escrutinio duró una hora. Y a las 22:00 se habían procesado más del 99 por ciento de las actas.

La rapidez en la obtención de los resultados preliminares se debió a la puesta en práctica de un sistema de transmisión de datos que permitió enviar al Tribunal Electoral a través de internet, las actas con el conteo de votos primario de cada centro de votación.

En el caso de Panamá, el 4 de mayo pasado 1.886.308 ciudadanos concurrieron a las urnas.

Allí, tres horas y 40 minutos después del fin de la votación, el presidente del Tribunal Electoral dio a conocer la tendencia irreversible que daba como ganador de los comicios a Juan Carlos Varela.

Cuatro días después se confirmó la proclamación del nuevo presidente panameño con la divulgación de los resultados oficiales.

En este país se utilizaron por primera vez dos sistemas de transmisión para enviar la información de las mesas de votación al Tribunal Electoral: uno que utiliza tecnología WAP y permite la captación y transmisión de datos a través de celulares, y otro que mediante la conexión común a internet posibilita lo mismo usando una computadora.
Aliados de Sudestada