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18/11/2018

El efluente de planta de UPM agudizará contaminación existente en el río Negro

El profesor Daniel Panario cuestiona científicamente las conclusiones del estudio de UPM según las cuales el efluente de la planta no agravará la contaminación del río Negro
Víctor L. Bacchetta
 
La nueva planta de celulosa propuesta por UPM captará 136 millones de litros de agua del río Negro y le devolverá 107 millones de litros de efluentes todos los días. La empresa plantea que con un caudal de 65 metros cúbicos por segundo (m3/s) podrá diluir ese efluente de tal manera de no agravar la condición actual del río Negro. El gobierno se comprometió a asegurar ese caudal mínimo de agua para UPM, algo que solo es posible utilizando la reserva del embalse de Rincón del Bonete. 
 
"El establecimiento de un caudal mínimo de salida en la represa Gabriel Terra contrarresta el efecto de la carga vertida por el efluente", afirma la empresa en el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) presentado a la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) para tener la autorización del proyecto. Dadas las características de ese efluente, UPM debe proponer además un medio para garantizar que la mezcla en el río sea eficiente, rápida y a una corta distancia de la descarga. 
 

Para evaluar los efectos del vertido de los efluentes de la planta de celulosa sobre el agua del río Negro, UPM contrató a la consultora canadiense EcoMetrix que realizó un análisis de diferentes escenarios y propuso la instalación de un difusor de 140 metros de largo perpendicular a la dirección del río, por medio del cual la zona de mezcla estaría a unos 1.600 metros aguas abajo. Para la simulación de la descarga se utilizó un modelo hidrodinámico aplicado por el ingeniero Ismael Piedra-Cueva (1)
 
"El modelo hidrodinámico permite afirmar que con una salida en base a un difusor se tendrá rápidamente una buena mezcla, no previéndose efectos locales y validando la situación considerada en el modelo de calidad de aguas", afirma el estudio de impacto ambiental de UPM.
 
En una mesa redonda sobre los impactos ambientales de la planta de UPM en el Río Negro, realizada el 9 de noviembre último en la ciudad de Tacuarembó, organizada por la Junta Departamental, con la participación del director de la Dinama, Alejandro Nario, y el director de la Dirección Nacional de Ordenamiento Territorial (Dinot), José Freitas, el profesor Daniel Panario cuestionó la afirmación de la empresa de que el emprendimiento no agrava la condición de contaminación existente. 
 
De acuerdo con Panario, por tratarse de la descarga en un embalse equivalente a un lago y no en la corriente de un río turbulento, como supone el modelo, y no considerar la densidad y la temperatura del efluente, las conclusiones de la evaluación realizada por los consultores resultan equivocadas. 
 
Panario es ingeniero agrónomo, profesor grado 5 de la Facultad de Ciencias, director del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales y Coordinador de la Maestría en Ciencias Ambientales, a lo que agrega un Doctorado en Gestión del Agua. 

Condiciones de dilución del efluente

A continuación la entrevista donde el profesor Panario explica en detalle su cuestionamiento.

- ¿Es factible que el efluente de la planta de celulosa se pueda diluir en el río Negro a unos 1.600 metros de la descarga como indica el estudio de UPM?


- El Estudio de Impacto Ambiental incluye la utilización de un modelo matemático para estimar la distancia en la cual se diluiría el efluente. Los modelos matemáticos son muy valiosos si se respetan las condiciones de validez. Todo modelo matemático tiene unos supuestos que deben cumplirse para que el resultado coincida con el valor esperado. La otra forma es elegir un modelo que de los resultados que yo quiero. Me da la impresión de que hay gran ignorancia o se eligió el modelo que daba el resultado que la empresa precisaba para diluir el efluente y decir que no se iban a cambiar significativamente las condiciones del río. 
 
Ese modelo tiene como condiciones de aplicación la existencia de un flujo turbulento, muy turbulento, casi que la conexión de un caño en otro caño, y que sean dos flujos de igual densidad. En este caso no se cumple ninguna de esas condiciones. En primer lugar, el efluente entra en un lago, el embalse de Baygorria, no en un río. Por lo tanto, no existe necesariamente una corriente y menos un flujo turbulento que permita la dilución en distancias relativamente cortas como un kilómetro y algo más.
 
Daniel Panario

La cuestión se agrava aún más cuando se trata de flujos de diferente densidad pues está largamente demostrado que no se mezclan tan fácilmente. Tenemos el ejemplo de la Corriente del Golfo, una corriente de aguas cálidas que lleva el calor hasta Inglaterra cruzando el Atlántico en diagonal. Hay otros ejemplos, usando Google Earth se puede ver el ingreso del río Negro en el río Amazonas donde las aguas nunca se mezclan a menos de 60 kilómetros de la desembocadura. Esto es debido a que el Amazonas trae una carga muy grande de limo, con lo cual es un flujo más denso que el proveniente del río Negro y les cuesta muchísimo mezclarse. 
 
El efluente de UPM saldría como mínimo a 30 grados de temperatura - siempre y cuando cumpla con las especificaciones, cosa que tampoco es fácil -, para entrar en un lago de aguas relativamente quietas. Por lo tanto, tenderá a ascender rápidamente y luego, en la superficie, irá en la dirección que lo lleve el viento. 
 
Una dilución similar es la que utiliza la planta de UPM sobre el río Uruguay, que es un flujo turbulento, es un río, no es un lago. Sin embargo, hay una tesis doctoral de la investigadora Diana Míguez (2), que trabaja en el LATU, que demuestra que la pluma del efluente de la planta de UPM aparece a por lo menos dos kilómetros y medio del lugar de descarga. Y esto ocurre en condiciones casi óptimas del río para la dilución del efluente de esa planta en unas 50 veces. Por lo tanto, está claro que esa dilución que están planteando es una dilución de conveniencia, no es lo que va a ocurrir realmente. 

Impacto ambiental del efluente de UPM

- En el caso de que se llevara a cabo con las condiciones propuestas por el estudio de UPM, ¿cuál sería el impacto de esa descarga sobre el río Negro?
 
- Ya en las actuales condiciones, el embalse de Palmar está en relación al de Baygorria y el de Baygorria está en relación al de Rincón del Bonete, están todos eutrofizados o pasados del nivel adecuadas para evitar floraciones de cianobacterias. Esas algas se benefician con las aguas cálidas de primavera, verano y principios de otoño, pero en la actualidad, con las características de esos lagos, tienen la capacidad de pervivir todo el año. Estas algas contienen una alta proporción de toxinas y no cualquier planta de potabilización tiene la capacidad de filtrar esas toxinas. 
 
 
En 2013, cuando Míguez hace su tesis doctoral, se perciben claros síntomas de problemas fisiológicos, reproductivos, en los peces. Más allá de que pueden afectar al ecosistema entero una vez que se enferman, los peces son unos centinelas de lo que está pasando con el agua. 
 
La filtración de los disruptores endócrinos es un tema muy complejo, todavía no se sabe demasiado, se está en la frontera de la ciencia. Pero son particularmente peligrosos porque tienen la capacidad de afectar las propiedades reproductivas, sobre todo los machos en mamíferos, incluyendo al hombre obviamente, y también pueden provocar cáncer de mama en las mujeres. 
 
O sea, los disruptores endócrinos es un problema muy serio. La única fuente no son las pasteras, hay cantidad de detergentes, plaguicidas, etcétera, que cumplen la misma función, pero en los hechos vamos a agregar una fuente importante. Por otra parte, las toxinas de las cianobacterias se acumulan en el músculo de los peces y lo mismo ocurre con los disruptores endócrinos. En altas concentraciones, vamos a tener problemas inclusive con el consumo de peces. 
 
Las floraciones algales tienden a acumularse en las costas, muchos deben haber visto el agua, inclusive en la costa de Montevideo, que parece pintura verde. Eso es porque tienden por distintos motivos, temperatura del agua, de luz, en fin, a concentrarse en los bordes de los lugares donde se reproducen. Cuando esas condiciones son extremas no se puede usar esa agua para bañarse. Una niña casi muere de hepatitis fulminante por bañarse en aguas con estas cianobacterias.
 
Esto tiene consecuencias sobre los animales que puedan beber esa agua. Se han registrado mortandades de ovejas por esa causa, y no es recomendable consumir peces que viven en esas condiciones. Es probable que los productores que viven sobre las costas de los embalses precisen una fuente propia, acuíferos, tajamares, para proporcionar agua a los animales porque de lo contrario tendrán problemas serios. Al acumularse en los músculos, podemos tener problemas también nosotros por comer carne de esos animales si beben en exceso esa agua. 
 

- ¿Existen procedimientos para retirar del efluente esos componentes?
 
- Por supuesto, siempre dijimos que a esas plantas que están funcionando en el río Uruguay se les podía haber exigido un tratamiento terciario, que puede remover buena parte del fósforo, y del nitrógeno con más razón, porque es más fácil que el fósforo. Son sistemas costosos, pero dada la rentabilidad de la empresa y el valor relativamente bajo de la tierra en Uruguay, es absolutamente viable. Probablemente, como no se lo exigieron a las otras pasteras, UPM no querrá que se lo exijan ahora, pero no es lo mismo el río Uruguay o el Río de la Plata que el río Negro, y menos un embalse. Un embalse es la peor circunstancia para volcar efluentes de cualquier tipo, sobre todo compuestos con una alta proporción de fósforo soluble. Ese tratamiento es posible y se ha exigido a este tipo de plantas en otros países. 
 
 
(1) "Proyecto Planta de Celulosa UPM. Modelación hidrodinámica y de la pluma emisario", por Ismael Piedra-Cueva, julio de 2018, Estudio de Impacto Ambiental - Tomo II - Anexo IV, UPM y Estudio Ingeniería Ambiental. 
 
(2) Panario se refiere al estudio "Integrated risk assessment of endocrine disruptors in the Uruguay River", Tesis de doctorado de Diana M. Míguez Caramés, School of Applied Sciences, Cranfield Water Science Institute, Cranfield University, 2013. (https://dspace.lib.cranfield.ac.uk/handle/1826/8201).
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