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27/09/2017

Director de la Sinfónica del Sodre denuncia “crisis”, “desamparo” y “hartazgo”

El maestro Martín García presentó su renuncia este martes. Reveló la falta de cooperación del directorio presidido por Doreen Ibarra.

A casi un mes del inesperado anuncio de la dimisión del director del Ballet Nacional del Sodre (BNS), el argentino Julio Bocca, ahora se conoce la decisión de abandonar su cargo del director artístico musical de la Orquesta Sinfónica del Sodre (Ossodre) Martín García.

El músico, que había asumido la dirección de la Sinfónica a principios de 2016, envió una carta al presidente del Consejo Directivo del Sodre Doreen Javier Ibarra en la que da cuenta de una caótica situación interna, de enfrentamientos con la dirección del BNS, de la precariedad de la situación de los músicos y de la falta de atención por parte de las autoridades.

García decidió presentar su renuncia antes del ensayo realizado el jueves 14 de setiembre, “durante el tortuoso proceso que condujo al estreno del ballet Romeo y Julieta”, que se estrenó el 20 de setiembre, dice la misiva presentada este martes 26, a cuyo texto accedió Sudestada.

El jueves 14 “Me encontré entre una orquesta escandalizada, algunos de cuyos miembros me cuestionaban por no ‘defenderla’ y una Dirección del Ballet que me increpaba por no silenciarla y hacerla ensayar. Con amarga ironía noté que por primera vez en siete años, Orquesta y Ballet estaban alineados”, escribió García, dando cuenta de algo que hacía tiempo era un secreto a voces: la mala relación entre los dos cuerpos estables del Sodre.

“Me vi en el centro de un teatro fracturado en que los intereses de unos son opuestos a los de otros, ante la imposibilidad de ejecutar un calendario que se confeccionó hace casi un año, ante el desamparo para resolver problemas técnicos, organizativos y funcionales que planteé hasta el hartazgo, y con un cuerpo orquestal cuyo lugar y propósito parecen no definirse nunca”, señaló García.

Entre la lista de motivos que señaló para fundamentar su abandono del cargo el director de la Sinfónica enumeró “problemas cotidianos, estructurales y políticos en todas las áreas que, al no resolverse, obligan continuamente a improvisar soluciones puntuales y excepcionales para salir del paso”.

La Ossodre “atraviesa una crisis interna fruto en parte del sentimiento de postergación y desamparo que ha padecido durante años. Esta crisis, propia de una orquesta cuyo lugar en la Institución y en el mapa cultural nacional nunca termina de quedar claro, impacta negativamente en todos los aspectos, incluyendo también el ambiente laboral y la propia imagen del organismo”, cuestionó García.

Ante esta caótica situación, el músico explicó que existe una “sensación de desamparo” que “conduce a un estado de individualismo exacerbado, en que cada persona termina construyéndose su propio sistema de derechos y obligaciones”, escribió. En la carta García dice que es “crucial contar con herramientas y personal adecuado para velar por la disciplina, y reconstruir la autoestima de la Orquesta desde la gestión de Recursos Humanos” y recordó que este tema “fue uno de mis primeros planteos ante el Consejo Directivo al asumir el cargo. Lamento no haber encontrando eco ni obteniendo cooperación alguna”.

En su carta García también da cuenta de una situación reclamada durante muchos años, y es la falta de recursos que permitan que los músicos de la Ossodre se dediquen exclusivamente a ella y deban dividirse con la Orquesta Filarmónica de Montevideo, que depende de la Intendencia.

“Directores y mandos medios del Sodre y la Intendencia nos desgastamos coordinando horarios, fechas y contenidos para mantener un status quo que hipoteca las chances de desarrollo pleno de nuestra Orquesta. No veo el final de esta historia y creo que podríamos seguir coordinando de manera perpetua sin solución alguna”, lamentó.

Según explicó el director renunciante en el ambiente orquestal local vive un momento de extrema competencia que perjudica la calidad del trabajo: “Se compite por el público; se compite por los espacios; obviamente se compite por presentar los mejores contenidos; se compite por el tiempo de trabajo, que es limitado; y se compite por la energía de nuestros músicos, que son esencialmente los mismos, y que se desplazan de un ensayo a otro casi sin descanso, contraviniendo los dictados de la salud ocupacional y del sentido común”.

El enfrentamiento con el ballet


García en un ensayo para el espectáculo Romeo y Julieta junto al Ballet, el pasado 14 de setiembre.

García fue desde 2010, director musical del Ballet Nacional del Sodre, y dirigió en más de 150 funciones a la Ossodre en varios de los principales títulos del repertorio y “participando del éxito sin precedentes que la compañía de ballet nacional disfruta desde la llegada del maestro Julio Bocca”, dice todavía la página web del auditorio nacional.

A principios de 2016 García asumió como director artístico musical de la Ossodre y desde ese cargo “programó y dirigió a la Orquesta en la intensa Temporada Sinfónica de su 85º Aniversario, actuando en el podio tanto en conciertos sinfónicos como en producciones de ópera y ballet, a la vez que sosteniendo un proceso de desarrollo y consolidación artística del organismo”, dice el sitio del auditorio.

Con esos antecedentes, es un testigo de primera mano de las desavenencias ocurridas en los últimos años entre los dos elencos estables, la orquesta y el ballet del Sodre, y da cuenta de ello en su carta de renuncia.

“Episodios como los vividos durante los ensayos del ballet Romeo y Julieta ponen de manifiesto la fractura interna que hay entre la Orquesta Sinfónica del Sodre y el Ballet Nacional desde el año 2010. Esta fractura afecta aspectos operativos, técnicos y también humanos, dificultando enormemente una verdadera cooperación”, escribió.

La falta de una intervención por parte del directorio del Sodre ante esa mala relación también fue denunciada por el músico ante lo que definió como “un antagonismo interno tan polarizado”. “Las responsabilidades, antes de recaer sobre el Director del BNS o sobre los músicos de la Orquesta Sinfónica, recaen sobre el propio Sodre y el modo más bien pasivo y conformista en que éste acompañó y asimiló institucionalmente el éxito del Ballet Nacional”.

García sostuvo que en este “esquema de división”, resultó imposible realizar una actividad integral planificada en el Auditorio Nacional del Sodre, y además tuvo que hacerse cargo de aspectos técnicos como “qué tipo de lamparillas hay que usar, si falta un instrumento, si una silla está mal puesta, o si hace frío o calor” o funcionales como “si se ausentó un músico por un motivo insólito, negociar duraciones de ensayos, o recibir una catarata interminable de mensajes de miembros de la organización que no deberían acceder al Director con tanta inmediatez”.

El director renunciante dijo no tuvo posibilidades de formar un equipo propio, con las dificultades que ello ocasiona, y que realizó “reclamos en ese sentido ante el Consejo (directivo del Sodre), siempre sin éxito”.

En este sentido, apuntó que “La dificultad para lograr apoyo aún en temas sencillos de la cotidianidad fue tal, que es fácil imaginar los obstáculos en el caso de temas realmente cruciales. Así, las necesidades en el orden de la Comunicación, la gestión de Recursos Humanos y la Producción Técnica de la Orquesta fueron señaladas permanentemente por mí y por el Gerente, cayendo siempre en saco roto: la Orquesta sigue sin prensa, la Inspección sigue igual, y la Producción Técnica es un desastre”, lamentó García en su extensa carta de renuncia.



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