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12/07/2021

La ciencia nacional puesta a prueba

La emergencia sanitaria llevó a la ciencia nacional al más alto nivel político y reveló también limitaciones para encarar algunos temas cruciales de esta situación
Víctor L. Bacchetta

La pandemia declarada de Covid-19 hizo que se revalorizara el papel de la ciencia médica para acceder a la información y el conocimiento, así como para la toma de decisiones políticas de alto impacto social y económico. Al mismo tiempo, junto a la exposición pública sin precedentes a que fue llevada la ciencia nacional en esta situación, se pusieron en evidencia equívocos y carencias que la afectan.

Entre los equívocos está considerar a la ciencia como el ámbito del saber absoluto, único e incuestionable, detentado por los que se erigen en sus representantes. En lugar de una actitud abierta a experimentar y aprender de un fenómeno desconocido, la cuestión para algunos parece ser demostrar que lo saben todo. Paralelamente, el temor al juicio público hace muy difícil reconocer errores y aprendizajes.

En la ciencia no hay verdades absolutas. A diferencia de la fe, que se sustenta en los dogmas, el entendimiento de los fenómenos biológicos, físicos, químicos, etc. se basa en hechos que permiten desechar o no hipótesis. Las hipótesis son afirmaciones que pueden ser desafiadas a partir de preguntas concretas. El conocimiento puede y debe ir cambiando a medida que surgen más y nuevos hechos, más evidencias.

En el caso particular de esta pandemia, existen desde el comienzo cuestiones muy polémicas en el plano científico, sin hablar de las conductas sociales indicadas en consecuencia. Sin embargo, en lugar de la apertura al cuestionamiento con el fin de aproximarnos a entender una situación imprevista, la polémica se polariza entre los supuestos detentores de “la verdad”, tanto del lado oficial como del opuesto.

Es notorio que el debate público internacional de la pandemia está mediatizado por la gravitación de intereses políticos y económicos muy poderosos que solo procuran la consolidación y ampliación de su poder. Obviamente, Uruguay no está a salvo de tal situación, hemos visto que las decisiones políticas se partidarizan al momento, pese a que ni el gobierno ni la oposición estaban preparados para esta pandemia.

La comunidad científica nacional tampoco puede ser ajena a estos fenómenos, pero llama la atención el silencio o la ausencia de debate en los propios temas científicos que son objeto de controversia. De acuerdo a un relevamiento realizado por Sudestada surge que no es que no haya distintos enfoques, sino que existe una autocensura para dar un debate abierto, acompañada además por una censura de la disidencia.


Lamentablemente, por esta misma situación, no podemos citar los nombres o nuestras fuentes de información. Hemos solicitado entrevistas con el ánimo de esclarecer estos temas, hay incluso opiniones diferentes entre diferentes organismos, pero no se quiere hablar en público al respecto o no obtenemos respuesta. Conocemos casos donde se ha cerrado explícitamente la oportunidad para desarrollar una discusión.

En este contexto, expondremos a continuación una lista aún incompleta de cuestiones científicas controvertidas de la pandemia en curso para dar a conocer al menos cuáles son los temas y poder evaluar sus implicaciones de distinto orden. Estos temas están provocando el desvelo de los científicos del mundo, como también en Uruguay, con vistas a resolver efectivamente los problemas generados por la pandemia.

El método de diagnóstico

El diagnóstico del Covid-19 se basa en detectar con el test qPCR fragmentos muy pequeños del virus en las muestras extraídas de las personas. El qPCR amplifica muchísimas veces el ácido nucleico obtenido a partir de la muestra para encontrar esos fragmentos. Si no hay un número suficiente de fragmentos de partida el test da negativo y si aparecen el resultado es positivo. Sin embargo, un resultado positivo no significa necesariamente que la persona esté enferma.

La controversia aquí es sobre sobre todo en el llamado ciclo de corte (CT), que es el número de amplificaciones utilizado para dar el resultado y si este es suficiente para hacer el diagnóstico. Investigaciones muestran que cuanto mayor es el CT, mayor es la probabilidad de que el resultado positivo sea falso. La importancia de esta cuestión es que fundamentalmente en base a este diagnóstico se deciden las medidas de cuarentena que deben cumplir la persona y sus contactos.

Por un pedido de acceso a la información pública, el Ministerio de Salud Pública respondió que se indica a los laboratorios hacer los qPCR hasta 40 ciclos totales y que se consideran contagios los casos positivos con igual o menos de 35 CT. En cambio, el protocolo publicado por la Cátedra de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina ha considerado que se puede dar el alta a un paciente cuyo test haya dado un resultado positivo si el qPCR superó los 30 CT.


Foto: Udelar

La diferencia entre un CT de 30 y otro de 35 para dictaminar si una persona está enferma es muy significativa porque determina nada menos que el número de pacientes confinados e internados. ¿Ambas autoridades no deben explicar el motivo de esa diferencia?. ¿No hay un debate científico en esta cuestión?

¿Una enfermedad respiratoria?

Investigaciones afirman que la Covid-19 no es originalmente una neumonía viral, aunque tiene una manifestación respiratoria. La proteína receptora que hace posible la entrada del virus en las células casi no se encuentra en el pulmón, pero está en el intestino, riñones, vesícula biliar, corazón, testículos y el interior de los vasos sanguíneos.

El cuadro clínico y los hallazgos de las necropsias en pacientes permiten saber que la Covid-19 es una enfermedad muy compleja, inflamatoria y vascular, que se caracteriza además por coagulopatías (alteraciones en la coagulación sanguínea) y desregulación de la tensión arterial, con aspectos de enfermedad autoinmune y no simplemente un cuadro respiratorio como se creyó al inicio.

La conclusión es que el virus no provoca originalmente y solo una infección de las vías respiratorias y es cuestionable su transmisión por los aerosoles respiratorios. La importancia de este hecho determina la eficacia o la irrelevancia de los tapabocas.

El virus y la proteína Spike

Se sabe que el virus SARS-Cov2, así como otros integrantes de la familia de los coronavirus, tienen en su envoltura la proteína de espícula o Spike, que la utilizan para tener acceso a las células que van a infectar.

Investigaciones afirman que la proteína Spike por sí sola, sin estar asociada al virus, puede dañar varios tejidos y órganos, en particular el tejido interior de los vasos sanguíneos, generando coágulos anormales en las venas e hipertensión, aspectos presentes en los cuadros clínicos de enfermos de Covid-19.

Solo nueve meses después de que la OMS (Organización Mundial de la Salud) declarara que Covid-19 era una pandemia, en una situación sin precedentes, las farmacéuticas presentaron resultados preliminares, incompletos y engañosos en lugar de lo que, normalmente, lleva de 10 a 15 años para completar las fases preclínicas y clínicas necesarias para tener certeza de la seguridad y eficacia de una vacuna.

Esas vacunas recibieron una “autorización de emergencia” que no es lo mismo que la “aprobación” que reciben cuando han completado satisfactoriamente todas las etapas, es decir, son vacunas experimentales. Por esta razón las aseguradoras no cubren costos de gastos médicos ni las empresas farmacéuticas se hacen responsables de reacciones adversas ocasionadas por las vacunas contra Covid-19.

Las vacunas de ARN mensajero modificado y las vectorizadas (de adenovirus recombinante) contra la Covid-19 se basan en que las células del organismo humano comiencen a producir la proteína Spike. El ARN mensajero modificado no queda retenido en el sitio de inoculación, sino que viaja por el torrente sanguíneo y la linfa hacia otros tejidos y órganos, incluyendo el sistema nervioso.

Habiendo demostrado que la proteína Spike es un factor muy importante en el síndrome llamado Covid-19, el que estas vacunas hagan que las células produzcan Spike en cantidades mayores que en una infección natural, sumado al hecho de que el ARN mensajero que la codifica se traslade a tantos órganos, puede ser la causa de los cuadros severos que han aparecido luego de la vacunación. El hecho es que al tener ambos en común la presencia de la proteína Spike, son clínicamente casi indistinguibles los cuadros de Covid-19 por infección y por vacunación.

“Nos equivocamos con las vacunas”, declaró el Dr. Byram Bridle, de la Universidad de Guelph (Canadá) haciendo referencia al efecto nocivo de la proteína Spike de Covid-19, que las vacunas de ARNm modificado y las vectorizadas de Pfizer, Astrazeneca, Cansino, Sputnik V, Janssen y Moderna inducen a producir a las células del organismo.

Reacciones de magnetismo

Testimonios de médicos y pacientes están reportando reacciones de magnetismo en personas vacunadas en el sitio de inoculación y en otras zonas. El magnetismo no sucede en el cuerpo de manera normal, para que ocurra debe haber sido expuesto (por inoculación u otra vía) a óxido de hierro (magnetita) u óxido de grafeno.

El grafeno y la magnetita son componentes comunes en las nanopartículas que se usan en la industria farmacéutica. El uso de magnetita y grafeno en nanomateriales tiene reportados problemas de seguridad y toxicidad. Las vacunas en uso no dicen contener grafeno ni magnetita. ¿Cuál puede ser la explicación de esos casos?

Se estima que el 25% de las mujeres que contraen Covid-19 sufren alteraciones en su ciclo menstrual. La Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos de Salud (MHRA) del Reino Unido informó, el 7 de julio pasado, que al menos 13 mil mujeres reportaron alteraciones en su ciclo menstrual luego de haber recibido la vacuna, lo que representa un incremento de 225% de esos casos en un mes.

Tratamientos contra el Covid-19

Se dice que no hay ningún tratamiento posible para Covid-19, con lo cual se refuerza la convicción de que la salvación son esas vacunas, aunque no se hayan seguido las fases y tiempos necesarios para establecer su seguridad y eficacia. Es más, para que una vacuna sea autorizada en régimen de emergencia, es condición necesaria que no exista ningún tratamiento farmacológico. Sin embargo, existen medicamentos eficaces que están siendo estudiados y aplicados por países enteros, la India por ejemplo, como la ivermectina y el dióxido de cloro, entre otros.

La ivermectina antiparasitaria, con propiedades antivirales y antiinflamatorias, es un medicamento conocido a escala mundial, en Uruguay en particular, desde hace más de cuatro décadas para uso animal y humano, incluso en mujeres embarazadas y recién nacidos, lo que demuestra su seguridad. Ha sido utilizada en numerosos casos de Covid-19 de moderado a severo y su eficacia ha sido reportada en las revistas más prestigiosas de medicina. ¿No se estudia, ni se ha investigado en este país?



Algunos afirman que no se genera una inmunidad natural duradera y que por eso será necesaria una vacuna de refuerzo cada cierto tiempo. Sin embargo, para muchos investigadores este concepto de inmunidad lograda exclusivamente con la vacunación contradice la conclusión de innumerables publicaciones sobre la permanencia de la inmunidad previa y, especialmente, de la inmunidad adquirida luego de una infección por SARS-Cov2, además de desafiar todo lo aprendido durante décadas acerca del sistema inmunitario.

También se afirma que las personas no vacunadas serían la “fuente” por la cual surgen nuevas variantes de SARS-Cov2. Investigadores sostienen que no hay evidencia empírica que lo respalde y que va en contra de la Teoría Evolutiva básica. Es más, varios científicos de renombre afirman que la presión selectiva ejercida por la vacunación (sumado al hecho de haber elegido como antígeno exclusivo a la proteína Spike) es el motor determinante de la aparición de dichas variantes.

Estos son algunos de los temas científicos controvertidos en la pandemia que merecen una dedicación y un debate serio de los investigadores de este país. Uruguay debe ser capaz de desarrollar una ciencia de la salud que encuentre soluciones accesibles y aplicables a estos problemas para toda la población. De lo contrario, seguiremos a merced de los intereses de la industria farmacéutica internacional.

Aliados de Sudestada