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05/06/2021

Cuatro años de gracia para la producción con mercurio

El Ministerio de Ambiente prorrogó hasta 2025 el plazo dado a Efice para cesar la producción de cloro y soda cáustica con mercurio, la última fecha admitida por el Convenio de Minamata


Víctor L. Bacchetta

Uruguay fue gestor y ratificó en 2014 el Convenio de Minamata que fijó el año 2025 como fecha final para cerrar las industrias que usan mercurio por las graves consecuencias de este metal sobre el medio ambiente y la salud humana. El Estado uruguayo tomó conciencia de los impactos del mercurio a fines de la década de 1980 y comenzó a aplicar medidas para reducir y controlar sus efectos en una serie de actividades.

Muchos artículos de uso común son portadores habituales de mercurio, tales como lámparas, termómetros, medidores de presión arterial, amalgamas dentales, entre otros. Desde 2019 en Uruguay se prohibió la importación, fabricación y armado de esos artículos. Sin embargo, la prohibición no alcanzó hasta hoy a la producción de cloro y soda cáustica, que representa el 82% de las liberaciones de mercurio en el país

Desde 1959 hasta el presente la empresa Efice provee de cloro y soda al mercado uruguayo en condiciones prácticamente de monopolio, utilizando una tecnología con mercurio que es considerada obsoleta. A finales de la década de 1970 surgió una nueva tecnología con celdas de membrana, que elimina por completo los riesgos para la salud humana y el ambiente de las emisiones y residuos del mercurio.

Tras la fusión de varias empresas, Efice adquirió gran relevancia al convertirse en la única industria en el país de cloro y soda, insumos básicos de múltiples artículos de higiene y la potabilización del agua para la población. De hecho, la empresa comenzó a comportarse como un monopolio, fijando los precios a su arbitrio tanto para el mercado interno como para la empresa estatal de agua potable, OSE. 

Efice pareció compartir la preocupación con respecto al mercurio cuando el Estado uruguayo comenzó a evaluar la magnitud de las emisiones en el país y a definir las medidas para reducirlas o eliminarlas. En agosto de 2011 la empresa presentó a la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) un proyecto de reconversión de la industria para pasar a producir cloro y soda con tecnología de membrana.

Al año siguiente, en 2012, OSE realizó una licitación para adquirir una planta de producción de cloro que le significaría un ahorro considerable y reduciría los riesgos propios del transporte del gas. La única oferta presentada utilizaba tecnología de membrana y tenía un costo de 7,5 millones de dólares, pero el directorio la rechazó alegando que superaba las previsiones del organismo y que haría otro llamado, pero nunca lo hizo.

Efice estuvo a punto de cerrar en 2014 cuando UTE decidió que no podía darle más crédito. La empresa pagó la deuda con la venta de algunos bienes y superó la crisis gracias a un decreto que redujo un 50% la tarifa eléctrica de grandes consumidores. Efice solía invocaren su favor la condición de único proveedor de productos vitales como el cloro y la soda, pero esta situación había comenzado a cambiar.

Una tecnología de membrana desarrollada por el uruguayo Elio Boschetti, quien había sido responsable técnico de Efice, posibilitó el montaje de plantas de pequeño porte como la presentada a OSE en 2012 y, en 2017, la firma Alliance inauguró la primera planta de cloro y soda sin mercurio en el país. Paralelamente, la importadora Habilis comenzó a competir con Efice en el precio del cloro ofrecido a OSE.

Guerra comercial y dilatorias

Frente al cuestionamiento de sus dominios, Efice reaccionó violentamente apelando a todos los recursos posibles. Utilizó el "pool" de empresas distribuidoras de productos de limpieza de cloro y soda para cerrar el paso a Alliance en el mercado interno. Bajó drásticamente los precios en las licitaciones de OSE para impedir el acceso de Habilis y, una vez logrado el objetivo, volvió a subirlos a sus precios habituales.



La aparición de Alliance y Habilis evidenció los precios abusivos de Efice pero Néstor Gómez Alcorta, su propietario, alega que son bajos comparados con el costo de la importación de cloro, soslayando que lo caro es el transporte, no el producto. Alliance presentó una denuncia contra Efice por “abuso de posición dominante en el mercado”, pero la Comisión de Defensa de la Competencia no se ha pronunciado.

Mientras tanto, a pesar de contar con todas las promociones oficiales posibles de la inversión, la reconversión de Efice seguía sin ser autorizada debido a insuficiencias en las definiciones del proyecto. Al dilatarse su ejecución, la Dinama intimó a Efice en setiembre de 2016 a realizar el cambio de tecnología en un plazo de cinco años, al término del cual debía cesar completamente la producción con mercurio.

La respuesta de Efice en ese momento fue que “si bien es nuestra intención lograr la ejecución del proyecto cuanto antes y especialmente antes de cinco años, es sabido que proyectos de esta envergadura pueden sufrir retrasos o dificultades". Y agregó: "Por otra parte, la Convención de Minamata ... prevé explícitamente la fecha límite para el año 2025. Es por ello que solicitamos comprensión a las autoridades”.

Efice ya apelaba a Minamata para justificar la prórroga de la situación hasta 2025 e iba más lejos al agregar como argumento irrebatible: "Es claro que no es posible detener la producción en celdas de mercurio hasta tanto no estén operativas las celdas de membrana”. Esto pudo ser válido cuando Efice era la única industria de cloro-soda en el país, suponiendo que no se pudiera importarlos, pero ya no es más así. 

En noviembre de 2016, en presencia de autoridades nacionales, Efice presentó en forma espectacular el Proyecto Omega dirigido a triplicar la producción de cloro y soda con tecnología limpia y desarrollar 24 industrias de productos derivados. Era el mismo proyecto de reconversión de 2011, pero al ampliarlo y demandar una inversión de 300 millones de dólares requería una financiación externa que no tenía.


Foto: Presidencia

En 2017 Efice incorporó al proyecto presentado en la Dinama un cronograma de tres años para el desmantelamiento de la planta de mercurio, sin especificar fecha porque aún no tenían la financiación. Según Gómez Alcorta, siempre están cerca de lograrlo: “Aspiramos a terminar en 2020 este proceso de la arquitectura financiera y el año que viene empezar la construcción”, declaró en abril del año pasado.

En diciembre de 2020 la Dirección Nacional de Calidad y Evaluación Ambiental (Dinacea), que sustituyó a la Dinama en el novel Ministerio de Ambiente, solicitó a Efice información sobre el estado del plan de reconversión y la presentación de una estimación del costo y la garantía o seguro ambiental del desmantelamiento de la planta actual, incluyendo la gestión de los pasivos ambientales del lugar.

Las cartas sobre la mesa

El 19 de febrero pasado Efice respondió que, si bien ha avanzado en la definición tecnológica y la evaluación ambiental del proyecto, “el aspecto de la estructuración financiera es de gran complejidad”. La empresa informó que había contratado a la firma Aldwych Capitals con ese fin, pero admitió no poder cumplir con el plazo fijado y solicitó una prórroga hasta diciembre del año 2025, plazo final del Convenio de Minamata.

Al mismo tiempo, Efice calculó en 2:750.000 dólares el costo del desmantelamiento y tratamiento de los pasivos ambientales, de acuerdo con la experiencia de otros casos similares, pero declaró que no está en condiciones de presentar la garantía o seguro ambiental requerido. La empresa agregó que tales condiciones se cumplirán una vez obtenido el financiamiento, que estimó que ocurrirá a finales de 2022.



A pesar de que el plazo final de Minamata es en 2025, la decisión de la Dinama en el gobierno anterior de fijarle a Efice el año 2021 para cesar la producción con mercurio, estaba fundamentada en que, a pesar de los controles, el deterioro de las actuales instalaciones estaba incrementando las emisiones y pérdidas del metal, generando un pasivo ambiental cada vez más difícil y costoso de remediar.

Por otra parte, Efice justifica las demoras introduciendo condiciones que no están vinculadas al problema central que es el cese de la producción con mercurio. Ya no es la única planta de cloro-soda en el país, ni se precisan 300 millones de dólares para atender con tecnología limpia el consumo nacional. La inversión total de la planta de Alliance ronda los 10 millones de dólares, de acuerdo con sus voceros.

El 19 de mayo último, el Ministerio de Ambiente prorrogó el plazo para la reconversión tecnológica de Efice hasta el 31 de diciembre de 2025, fecha en la cual debe cesarla producción con la actual tecnología con mercurio. Asimismo, la resolución exigió a la empresa una garantía o seguro ambiental por el desmantelamiento de la planta y que las obras de la reconversión se inicien antes de diciembre de 2022.

Efice había declarado que no podía presentar esa garantía y que lo haría al tener la financiación del proyecto, pero la autoridad ambiental no aceptó esa vinculación y le dio dos meses para presentarla. Los técnicos señalaron que la garantía es para asegurar que el desmantelamiento de la planta sea en condiciones ambientales adecuadas con independencia de si logra o no financiar el Proyecto Omega.

El pasivo ambiental de Efice es cada vez mayor. Al sur de la ruta 1, al predio que es parte del humedal del río Santa Lucía, donde la empresa descargó sus desechos entre 1959 y 1992, que la Dinama cercó para prohibir el paso de seres humanos y animales, se le suman la cantera vecina y partes del suelo de la planta donde el mercurio supera los niveles admisibles, que deberán ser removidas.

Según las Naciones Unidas, Efice consumió 1.850 kilos de mercurio durante el año 2012 (1). Pero si tomamos las importaciones, el consumo había sido mayor y siguió aumentando. Entre 2009 y 2011, Efice importó un promedio anual de 2.300 kilos de mercurio y, entre 2011 y 2020, aumentó a 3.588 kilos. Por estos registros, el consumo en este período pasó entonces de 158 a 246 gramos de mercurio por tonelada de cloro.


(1) Inventario mundial de plantas de cloro-álcali con celdas de mercurio (UNEP, 2013), en El Convenio de Minamata sobre el Mercurio y su implementación en la región de América Latina y el Caribe, abril de 2014.
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