Del 12 de junio al 13 de julio el mundo "futbolero" mira nuevamente a Brasil en el marco de la XX edición de la Copa del Mundo de FIFA, que se ha convertido en la más costosa, mientras que la población exige que el dinero volcado en este proyecto sea destinado a las necesidades de la sociedad brasileña.


Desde 2007 Brasil fue designado por FIFA para este Mundial, con un proyecto que originalmente tenía un presupuesto mucho menor al que luego requirió. Desde ese año se planificaron las obras necesarias para recibir a cerca de 600 mil extranjeros y más de tres millones de turistas domésticos en torno a las 12 sedes del espectáculo futbolístico.

Si bien el Estado participa de la inversión de esas obras como financiador, millones de personas han participado de los reclamos a la gestión de Dilma Rousseff por la gran inversión pública, lo que se suma a las protestas callejeras que amenazan el correcto funcionamiento de algunos servicios durante la Copa del Mundo, cuando todas las miradas se dirijan a Brasil.

No es una cuestión de actitud, se trata de dinero

Para todas las partes hay mucho en juego, económica y políticamente. Este mundial es una muestra de la convivencia de un negocio millonario y la política local, donde los intereses internacionales y locales tienen muchos ceros. Brasil espera recaudar unos 14 mil millones de dólares del turismo y los bienes y servicios, además de lo que FIFA le ha entregado, y lo correspondiente a los derechos de transmisión y venta de boletos.

FIFA, por su parte, recibirá ingresos por la boletería, la transmisión (las cadenas ya pagaron 1.690 millones a FIFA), la publicidad en torno a los estadios y los sponsors. Por este último punto los más relevantes (Adidas, Coca Cola, Emirates, Hyundai, Sony y Visa) pagan a FIFA 177 millones anuales, el segundo escalón de sponsors (Budweiser, Castrol, Continental, Johnson & Johnson, Mc Donald´s, Moy Park, Oi, y Yingli) ha aportado en estos cuatro años un total de 524 millones.

A esto se suman más de 120 millones de patrocinantes nacionales. Estos montos son los que determinan decisiones y políticas, como parte de la inversión que hace Brasil confiando en el éxito de esta celebración, así como los más de 250 mil desalojos y las exoneraciones de impuestos para las grandes multinacionales que auspician el evento,

En este escenario, también las selecciones participantes reciben un dinero desde la etapa de grupos, y los premios mejoran en cada etapa hasta alcanzar un premio de u$s35 millones para la que resulte campeona del mundo.