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13/07/2016

Figueredo lavó dinero en Suiza mediante cuenta bancaria de los dueños de Crufi

El ex vicepresidente de FIFA giraba plata desde Uruguay a una cuenta en Lugano a nombre de la esposa del empresario Cruz Fiorito, abogada accionista del hotel Hyatt

La ciudadana boliviana, Celia Patricia Mendizábal, está casada con el dueño de la empresa Crufi, Leonardo Cruz Fiorito. Es abogada y tiene una cuenta en Suiza que recibió 300 mil dólares de la familia Figueredo, producto de las coimas que embolsaba este dirigente de FIFA.

Mendizábal figura en los registros públicos como dueña del 5,6 por ciento del Hyatt Centric Montevideo, el lujoso condominio-hotel de la bahía de Pocitos, que fue inaugurado el 1 de junio.

Esa poderosa inversión quizás pueda explicarse por las decenas de millones de dólares que la empresa Crufi factura cada año, gracias a la venta de helados. El 11,1 por ciento del Hyatt que figura a nombre Gilson Overseas SA (propiedad de María del Carmen Burgos, esposa de Figueredo) es producto del dinero ilícito obtenido por el ex vice de FIFA y ex presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), hoy procesado por estafa y lavado de activos.

Pero en el juzgado de Crimen Organizado no se ha podido esclarecer cómo estos accionistas hoteleros (Mendizábal-Figueredo) se relacionaban en el campo financiero.

Cómo se procesó el giro a Suiza 

En 2007 el matrimonio Figueredo-Burgos abrió una cuenta bancaria a nombre de su hija Natalie, en el Crédit Uruguay Banco. La niña tenía 10 años, por cuanto la responsabilidad de las operaciones quedó a nombre de ambos padres, según consta en los registros bancarios.

El segundo semestre de 2013 fue de plena ebullición de las coimas pagadas por la empresa Full Play a los dirigentes de FIFA y de Conmebol por los derechos de televisación de los mundiales y de la Copa América.

En ese período, Figueredo lavaba sumas millonarias invirtiendo en la construcción, a través de la empresa Weiss-Stryk-Weiss, con cuyos dueños maneja empresas panameñas. Pero a la vez, giraba pequeñas partidas –menos de 100 mil dólares– desde sus cuentas en el Banco Santander a la cuenta de su hija en el BBVA, grupo que absorbió al Crédit Uruguay Banco.

En febrero de 2014, María del Carmen Burgos, mandató al BBVA para que desde la cuenta de su hija Natalie, girara 300 mil dólares a una cuenta en la ciudad de Lugano, a nombre de Mendizábal.


Eugenio Figueredo y su esposa María del Carmen Burgos, amiga de Patricia Mendizábal.

Cuando en el juzgado se le preguntó a Figueredo por este giro, el procesado pidió tiempo para pensar. Primero deslizó que su hija ya era mayor de edad… Pero en realidad la joven tenía 17 años al momento del envío a Suiza, por ello la operación fue firmada por su madre María del Carmen.

Natalie no trabajaba ni tenía actividad que permita explicar cómo en su cuenta figuraban 300 mil dólares, sino producto del dinero que iba depositando su familia.

Figueredo se fue sin responder, pero luego comunicó al juzgado que –de acuerdo a lo conversado con su esposa– se trataba de un préstamo de 300 mil dólares que Mendizábal le había realizado a su familia, y que el giro sirvió para devolverle el dinero.


Patricia Mendizábal, la mujer que recibió un giro de 300 mil en Suiza proveniente de una cuenta de la hija de Figueredo.

La esposa del dueño de Crufi mantiene una relación afectiva con los Burgos Mercado: la ciudad natal de ambas familias es Santa Cruz de la Sierra. Pero los Figueredo-Burgos son millonarios –mansiones en Miami, hoteles y edificios en Montevideo y Punta del Este, cuentas bancarias de grandes depósitos–, por cuanto no parecen haber necesitado el socorro monetario de Mendizábal.

Las amigas bolivianas, María del Carmen y Celia Patricia, deberán aclarar este asunto en la sede de Crimen Organizado, cuando termine la feria judicial.

Hasta el momento la empresa Crufi ha sido cuestionada y sancionada por vender helados con colibacilos o derramar fluidos contaminantes, pero ahora quedó ligada –a través del matrimonio Cruz-Mendizábal– al caso de lavado de activos protagonizado por el ex vice de FIFA.

Contaminación ambiental y helados saborizados

La fábrica de helados Crufi recibió al menos 11 sanciones por parte de la Intendencia de Montevideo, de 2008 hasta la fecha, por diferentes violaciones bromatológicas y ambientales.

En 2008 fueron dos las sanciones aplicadas por la IM debido a incumplimientos de la normativa relativa al tratamiento de aguas efluentes de la fábrica ubicada en Camino Durán 5693. La primera multa fue aplicada el 5 de mayo por un total de 150 Unidades Reajustables (UR) y la segunda el 14 de mayo por el mismo monto.

En 2009, la comuna aplicó dos sanciones más por igual motivo: el 17 y el 26 de marzo. En ambos casos la multa fue de 350 UR. Menos de cuatro meses después de estas dos multas, el 6 de julio, la IM resolvió aceptar el pedido de Crufi y exonerarla totalmente por el pago de la contribución inmobiliaria de la ex Quinta Da Silva, ubicada en Millán 4250, por un período de dos años.

En 2010 no aparecen sanciones, pero en 2011 los incumplimientos reaparecieron. Al constatarse nuevamente el vertido de efluentes de manera irregular el 3 de octubre se aplicó una multa de 300 UR y nueve días después, el 12, se le aplicó otra multa del mismo monto por la misma razón, esta vez luego de pedir la aprobación de la Junta Departamental el 15 de setiembre anterior.

En 2012, el 27 de agosto la Junta volvió a intervenir para aceptar el pedido para multar a la empresa de la familia Cruz Fiorito con 300 UR por incumplimientos de la normativa relativa al tratamiento de aguas efluentes de la fábrica. El 3 de setiembre se aplicó otra multa por el mismo monto.

El 23 de junio de 2014 la IM le aplicó una nueva multa de 350 UR porque luego de una inspección se constató que “el establecimiento de referencia, no ha logrado un desempeño de su sistema de tratamiento, que le permita cumplir con la normativa vigente de manera sostenida, destacando en este aspecto vertidos fuera de especificación a través de un bypass”.

Pero las sanciones más recientes y recordadas se aplicaron en diciembre de 2014. El 3 de aquel mes la IM multó a la empresa porque en los análisis microbiológicos del helado de crema sabor vainilla con salsa de frutos rojos se encontró un “elevado recuento de Staphylococcus aureus”.

Conocida como estafilococo dorado, esta bacteria genera una amplia gama de enfermedades, que van desde infecciones cutáneas y de las mucosas relativamente benignas, hasta enfermedades de riesgo vital, como celulitis, abscesos profundos, osteomielitis, meningitis, sepsis, endocarditis o neumonía

Si bien la intendenta Ana Olivera facultó al Departamento de Desarrollo Social a aplicar una multa de hasta 55 UR, finalmente se resolvió sancionar a la empresa con el pago de 26 UR.

Tres semanas después, la IM volvió a aplicar una multa por la “presencia de elevado recuento de coliformes totales y Staphylococcus aureus” en las muestras de crema helada triple de vainilla y dulce de leche y chocolate. A pesar de todos los antecedentes de Crufi en la violación de la normativa muncipal, la IM le aplicó otra modesta multa de 26 UR, aunque “bajo apercibimiento de que en caso de omisión se aplicarán nuevas y más severas sanciones”.
Aliados de Sudestada