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12/12/2016

Peñarol declara que gobierno "pidió" reparto de dinero y entradas a barrabravas

Dirigentes y ex jefe de Seguridad del club revelan ante el juez la existencia de un acuerdo con el Ministerio del Interior que implicó pagar un millón de pesos por mes a 50 hinchas de la Ámsterdam
Al describir el escenario en el que se movían los cinco barrabravas de Peñarol procesados el 3 de diciembre por asociación para delinquir y extorsión, el juez de Crimen Organizado, Néstor Valetti, resumió partes fundamentales de las declaraciones de dirigentes y funcionarios del club aurinegro, que apuntaron al Ministerio del Interior como impulsor de los beneficios económicos para los cabecillas de las diversas “bandas” que componen la hinchada de la Ámsterdam.

El fallo sostiene que “desde hace varios años, la dirigencia del Club Atlético Peñarol, tenía una política de otorgar beneficios económicos a quienes identificaba como ‘referentes’ de las ‘barras bravas’, por su ascendencia y liderazgo entre los integrantes de esos grupos violentos de hinchas”.

“Dicha política institucional consistía en incluir a ‘los referentes’ como colaboradores en seguridad para el control de las ‘barras bravas’ y que evitaran la producción de incidentes de cierta magnitud en ocasión de los partidos”, señala.

Esta forma de “inclusión” –según la resolución– se practicaba “de modo que la institución (Peñarol) no se viera perjudicada en el plano deportivo, con sanciones como pérdida de puntos o pérdida de la localía, a cambio de lo cual, el club les entregaba dinero, entradas para los partidos y otras regalías, como beneficios extras cuando el club jugaba en el exterior en campeonatos internacionales, como pasajes, etc.”.

La sede de Crimen Organizado apunta que este “sistema de seguridad” se desplegó durante “varios años”, y que “incluso” según las declaraciones del secretario general de Peñarol, Gervasio Gedanke, se realizaron “siguiendo recomendaciones del Ministerio del Interior”, y hubo un resultado “favorable a ambas partes (Peñarol y los barrabravas), en la medida que lograba evitar graves incidentes”.



Gedanke relató ante el juez Valetti, cómo fue el proceso que derivó en que Peñarol otorgara dinero a los barrabravas, como consecuencia de las recomendaciones del Ministerio del Interior.

Contó que “hace unos 10 años, en octubre de 2006”, tras la “muerte de un hincha de Cerro (en referencia al asesinato de Héctor Da Cunha, chofer de ómnibus acuchillado en la parada del ómnibus del Hospital de Clínicas, frente a su hijo y esposa), Peñarol dejó de tener contacto con supuestos barras de Peñarol”.

Gedanke sostuvo que “ante esa situación” en Peñarol se le pidió “tener una reunión con la gente del Ministerio” y que allí se les formuló una solicitud: “en términos generales se nos pidió e indicó –se nos mostró la foto de dos hinchas que los tenían identificados–, que nosotros nos vinculáramos con ellos para que Peñarol evitara que hubieran incidentes fuera del estadio”.

El dirigente explica que esa “relación” con los llamados “referentes” que se “utilizan para controlar al resto” se terminó antes de “junio o julio de 2015” cuando uno de esos individuos que encabezaban la hinchada de la tribuna Ámsterdam “perdió el control” de la barrabrava y renunció.

“Ese era Jorge Rivero “Jorgito”, indicó Gedanke.



Pero relató que antes de retirarse este “referente” les dio dos nombres de personas con las que Peñarol debía negociar: uno de ellos era Wellington Rodríguez Segade, al que se conocía como “El Tato” y que el 13 de octubre de 2015 “terminó muerto” de ocho balazos.

“Tuvimos una relación de 15 días, no lograban unificar la hinchada. Se tiraban cosas, habían denuncias contra la hinchada de Peñarol, acontecimientos que para mi gusto indicaban que no podía seguir”, recordó el dirigente.

“Pedían, conjuntamente con el presidente de la comisión de seguridad, una cantidad de dinero que el club erogaba a los efectos de mantener la seguridad. El dinero se le daba al inspector (Washington) Vega. Él lo repartía, no sé en qué forma se lo daba. Ellos ofrecían seguridad al espectáculo. De 2009 a 2015 funcionó bien”, valoró Gedanke.

Sin embargo, en esos años –en los que igualmente hubo enfrentamientos de diversa magnitud– las diversas facciones de la llamada barrabrava comenzaron a codiciar esos beneficios –y todo lo que pueda representar poder en ese escenario– y la lucha por el liderazgo exacerbó la violencia.

El juez Valetti, sostuvo en su fallo: “con el paso del tiempo, los ‘referentes’ fueron ganando poder dentro de la hinchada y a raíz de ello, aumentaron sus exigencias hacia el club. Si la institución no satisfacía sus pedidos, los integrantes de las ‘barras bravas’ provocaban disturbios, hechos violentos e ilícitos que perjudicaban a Peñarol con la pérdida de puntos u otro tipo de sanciones que los afectaba en el ámbito deportivo. Para evitar estos hechos y tener aplacadas a las barras, la institución cedía a las demandas de los ‘referentes”.

Cómo se hacía el reparto de dinero a los barrabravas

El Inspector Principal, Washington Vega, jefe de Seguridad de Peñarol entre los años 2010 y 2015 declaró ante el juez: “Mi responsabilidad era el plantel de jugadores. Conmigo estaba Jorge Rivero, alias “Jorgito”, que era el que manejaba toda la seguridad de la Tribuna Ámsterdam (...) él me acompañaba a las reuniones con el Ministerio del Interior y a las reuniones de la AUF (…) Él era quien manejaba la seguridad de la Ámsterdam junto con “Henry”.

El policía retirado sostuvo que “en un acuerdo que se hizo con el Ministerio por escrito –cuando yo llegué el acuerdo ya estaba–, el Ministerio autorizó o propuso que los referentes de la barra podrían ejercer la seguridad de la tribuna. Yo lo que hice fue ordenar (...) Él (por “Jorgito”) tenía su gente, su forma de trabajar, no sé cuál era...”

“Yo todas las semanas recibía la liquidación del club, sacaba dinero para pagar a mi personal, que no eran empleados de Peñarol, generalmente eran policías jubilados. Le compraba entradas a la tesorería de la AUF, todo con recibo y esas entradas se la entregaba a Rivero conjuntamente con otro dinero que él le pagaba a su gente (...) Está todo documentado; a mí me daban cheques de Peñarol. “Jorgito” le pagaba a 50 o 60 tipos unos cuatro o cinco mil pesos; en el clásico era el doble. Y yo compraba unas 150 entradas que eran de 300 pesos cada una y también se las daba a “Jorgito”, dijo Vega.

De acuerdo a estos datos Peñarol desembolsa entre  1,1 millones de pesos y 1,6 millones de pesos por mes para atender a los barrabravas.

Vega dijo que se fue de Peñarol “hace un año”, seis meses después de que Jorge Rivero dejara de ser “referente” de la barrabrava. En ese último período, los dos “referentes” que quedaron “recibían lo mismo que Jorgito”.

“Todo se rompió con el clásico de la ambulancia, cuando salió campeón Nacional; le dije a la directiva que le estábamos dando plata a alguien para que se encargara de la seguridad y pasó eso; y sugerí cortar todo, la plata y entradas. Yo me fui a los pocos meses. Se formó la comisión con (Julio Luis) Sanguinetti”, apuntó el policía.



Gobierno “pidió la inclusión” de barrabravas: dinero y entradas

A su turno ante el juez, el gerente Financiero de Peñarol, Pablo Lemas, “confirmó la existencia de beneficios; que recibía una lista de colaboradores entregada por la comisión de seguridad, les hacían carne social a unas 300 personas sin pagar ninguna cuota, para facilitarles el ingreso a los partidos en forma gratuita. Además, la comisión de seguridad le pedía determinada cantidad de dinero que era variable según el partido”.

El sistema de beneficios económicos para los barrabravas, que ahora en el largo plazo muestra su faceta más adversa, responde a una iniciativa del gobierno bajo el nombre de “política de inclusión”.



“Todo esto fue consecuencia del pedido del Ministerio en su momento (que) dijo que se debía incluir y no excluir a esas personas, (como) una política sobre ese tema”, afirmó Gedanke ante la justicia. Y reflexionó: “uno queda de rehén entre la institucionalidad del club y la seguridad; yo me puedo rehusar a utilizarlos, pero tengo que pensar qué sucede si no tengo seguridad y referentes. Ahí puede ser que uno se sienta coaccionado”.

El dirigente entregó al juez “copias de actas de Sesiones del Consejo Directivo del Club Atlético Peñarol donde se informa sobre el punto”, entre estas las que refieren a un hecho ocurrido el 14 de agosto de 2007, cuando Gedanke “informa al Consejo Directivo que concurrió a la reunión llevada a cabo en el Ministerio del Interior, por la seguridad en el fútbol”.

“En la mencionada reunión se le aclaró a la ministra señora Daisy Tourné y a todos los presentes que Peñarol, como siempre está dispuesto a colaborar y se consultó si las autoridades entienden se debe continuar tal cual se diagramó la temporada anterior la relación con los referentes de la hinchada, a lo que la ministra respondió que no sólo eso sino que se debe profundizar en la misma”, según la documentación adjuntada al expediente.



Esa forma de profundizar la relación con los “referentes” siempre incluyó entradas para los partidos y dinero en efectivo. Y surge de la investigación que todas las partes estaban al tanto de la situación.

Sin embargo, ante cámaras y micrófonos los dirigentes de Peñarol negaron durante años que se concedieran entradas, y evitaban hablar con claridad del reparto de dinero para los barrabravas.

Y el Ministerio del Interior reclamaba públicamente que los clubes cesaran con los beneficios para los violentos, cuando en reuniones con los dirigentes –de acuerdo a las declaraciones de éstos en sede de Crimen Organizado– se les pedía que “incluyeran” a los cabecillas de los barrabravas otorgándoles dinero y entradas en cada partido a disputar.

La esposa del ministro y el “referente” Jorgito



En una entrevista publicada el 12 de setiembre de 2011 por el diario Últimas Noticias, la diputada Susana Pereyra, esposa del ministro del Interior, explicó que fue ella la que actuó de nexo entre la barrabrava y el gobierno. El periodista Martín Viggiano le preguntó:

-¿Por qué resolvió acercarse a la barra?
-Viví la época del quinquenio y todo lo demás, y después en esta época triste del fútbol, donde le sacaban puntos a Peñarol a partir de distintas situaciones con la hinchada, como con la muerte del hincha de Cerro, no nos dejaban festejar en plenitud lo que uno siente como peñarolense. Entonces me vinculé con los referentes de la barra de Peñarol, como “Jorgito”, Henry, entre otros de igual importancia, y les transmití que Peñarol era el más grande, que no nos merecíamos algunas cosas, que se nos estaba estigmatizando, que la gloria de Peñarol se veía ensombrecida por todas estas cosas inadmisibles en el fútbol. Y sorprendentemente para mí, coincidieron, y bueno, seguimos charlando, nos veíamos por ahí. Me invitaron a ir con ellos a la (tribuna) Ámsterdam, fui…”.


La diputada señaló que allí incluso entonó cánticos que aluden a la Policía, y que eso causó risas en la tribuna. Y luego describió cómo funcionaba la hinchada de Peñarol.

“Tienen una coordinación. Hay dos referentes claros que son ‘Jorgito’ y Henry, o por lo menos los que yo conozco con mucha fuerza, que son tipos con todas las características necesarias para ser referentes de la hinchada, y con una cabeza distinta, con una fuerza bárbara que defienden la camiseta a muerte, pero que le hacen entender al resto de la gente que también la tienen clarita. Igual hay algunos que se desajustan. Y cuando pasan todas estas cosas, como la muerte de los gurises y todo lo demás, tratan de, con cabeza fría, actuar con conciencia, porque una muerte y otra muerte no… tratan de que esto no sea una seguidilla”, dijo.

Y ante una pregunta sobre su actuación entre barrabravas y Ministerio del Interior, dio pautas de que su vínculo con Jorgito había crecido con el tiempo.

“Sí, un nexo hago, pero no solo con Peñarol. Cuando lo tuve que hacer con Nacional lo hice; facilito algunas reuniones. ¿Qué pasa? Cuando murió el último gurí que era hincha de Peñarol estábamos muy cerca del clásico, y eso preocupó a “Jorgito” y al “Sapo”. Ahí me reuní con “Jorgito” para transmitirle la preocupación y él estaba igual o más preocupado que yo. Hubo distintas reuniones con gente que tenía responsabilidad en ese clásico del Ministerio, y creo que fue uno de los mejores porque todo el mundo estaba con la cabeza de que no podían seguir sucediendo esas cosas”.

Luego contó lo que pasó cuando fue a ver la final de la Copa Libertadores entre Santos y Peñarol: “En Brasil fue buenísimo. Mirá mi vínculo con la hinchada: Al llegar había como un cordón hecho por la gente de Peñarol, que antes de pasar controlaban el ingreso de botellas y todo eso. ¿Y qué pasó? Yo me arrimo porque veo a ‘Jorgito’ y me dice: ‘¡Qué hacés Susana, pasá!’, y yo le respondo: ‘No, estoy con 20 personas’, todos del gobierno. Y dice ‘Jorgito’: ‘Todos los que vienen con Susana pasen’, y sale uno de los nuestros desde atrás y grita: ‘¡Ah, bueno!" 

El fallo del juez Valetti 


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